Capítulo |1| -Compórtate Elenne.-

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Antes de que siquiera apareciera la luz, ya estaba despierta, dando vueltas en... ¿en?, ¿en qué?, tampoco se que es esto que esta debajo de mi espalda, son muy pocas cosas las que se, prácticamente nulas. Tenía días con dolores en el estómago, que me hacían retorcerme del dolor, que me cortaban la respiración y que a veces tenia que detenerme de hacer mis quehaceres, le he querido decir a madre, pero no debo preocuparla por cosas sin sentido. Últimamente esta muy preocupada, y no me dice nada, y eso es raro, porque madre y yo siempre hablábamos y mucho, como dice madre, "somos lo único que tenemos".

Me levante de eso en lo que estaba, -nunca se me hacia difícil.- y me puse mi vestido, -aunque era más una tela súper vieja y con muchas partes cocida, pero es el único que tengo para vestir, y eso debo ponerme.- en donde dormía, sólo habían dos cosas, una silla pequeña para poner mis zapatillas y mi vestido, aunque la silla era ya vieja, me era de mucha ayuda, y... eso en donde duermo, es como el suelo, pero esta pegado, y ya no hay más nada... salí por esa, y antes de siquiera caminar bien, volvió ese dolor a mi estómago, como una punzada, una punzada que logró que se nublara mi vista, y que detuviera mis pasos, me deje caer en el suelo, y me acosté agarrando mis rodillas, era muy fuerte, me dolía mucho, sin quererlo, una lágrima se resbalo por mi mejilla y un sollozo salió de mi boca, y como acto inmediato tape mi boca con mis manos, -No.- si ellos me escuchan, padre me castigara mucho, ¿qué era esto?... no sabía que no estaba respirando, hasta que sentí mis pulmones pidiendo por aire, di una bocada de aire, y otra y otra, hasta que sentí mis pulmones llenos. Tengo y tuve que levantarme, hay muchas cosas que hacer, como para estar tirada en el piso. No puedo, no puedo.

Por el camino para llegar a las escaleras, pase por todas las habitaciones, y me sorprendió no ver a madre esperando por mi en la escalera, tal vez este ocupada, en cosas de ella, baje con cuidado de no caerme, todo estaba oscuro, muy oscuro, a duras penas veía mis manos, siempre le tuve miedo a caminar por la oscuridad, tropezar y darme un golpe, cuando llegue a bajo, fui al cuarto donde madre y yo solemos lavar, prendí la luz que no entra de afuera, si no que está -como dice madre,- atrapada en ese foco antiguo, -podría y debería de prender las velas, pero solo madre sabe donde las pones, y a oscuras no veo nada.- vi los sacos llenos de ropas sucias,- no se como ensucian tanto, si lavamos casi siempre y siempre hay mucha ropas, yo también quisiera tener muchas ropas. -y todas son ropas de cuando salen por esa.-  menos la de madre y mía, esas se lavan a parte, comencé a sacarlas de sus sacos, primero la de padre, y luego la de mis hermanos, muchas ropas.

Fui al pozo de agua, y saque algunos cubos con agua, y los llevé al lavadero, busque el jabón, y el cepillo. Y comencé haciendo el agua de jabón, para poner las ropas más blancas, -Madre me enseño los colores, aunque  muchas veces me equivoco porque no se cual es cual muy bien.- a que se les fuera el sucio, hice otra agua de jabón y puse las ropa que les seguía a las blancas, y así sucesivamente, hasta que acabe de poner todas las ropas en agua de jabón y terminar con dolor de espaldas de tanto estar agachada. Comencé con las ropas blancas a lavarlas, con las manos; lave toda la ropa y en el cuello y las axilas -como les llama madre- con el cepillo, muy bien, muy bien. Me sorprendió que al final de lavar todas las ropas, madre todavía no había llegado, así que solo me faltaba tender las ropas, habían unas cuerdas para tenderlas con unos "pinchitos" creo, y después madre venia y movía otras cuerdas, y las cuerdas con las ropas salían por unas minis rendijas fuera de la casa, -Donde yo también quisiera estar, aunque no sabía que había afuera, pero seguro sería mejor que estar aquí.- y después cuando ya hay luz de afuera madre le da un tiempo, va al cuarto, busca la ropa, la planchamos, las doblamos y las guardamos.

Así que tuve que adivinar donde madre le daba, dure un tiempo viendo, pensando, recordando, hasta que por fin lo encontré y las ropas comenzaron a salir, cuando todas las ropas estuvieron fuera, comencé a recoger y ordenar todo, poner todo donde iba, guardar los sacos, con un poco de agua con la misma que lave, barrí y trapee muy bien, dejando todo con un buen olor y limpio.

El pecado de ser mujer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora