Capítulo 3

2.6K 178 33
                                    

Segundo día parada enfrente del edificio. Ayer después de salir del despacho tras sus arrogantes palabras me dediqué a terminar todo lo que me faltaba por hacer tal y como me pidió el señor jefe y cuando acabé me fui directa a casa para descansar.

Hoy es miércoles y eso quiere decir que me toca un día duro porque cuando acabe de las prácticas tengo que trabajar de noche. No quiero ni pensarlo porque si no voy a deprimirme más de pensar en todas las horas que me quedan hasta que llegue a mi querida cama.

Por la mañana me la pase en la universidad. Comí en un sitio de comida rápida para no perder mucho el tiempo y ahora de nuevo me toca acatar las órdenes del frío magnate. Espero que hoy sea mejor que el día de ayer, aunque no confió mucho en que vaya a serlo.

Subí hasta la última planta y nada más pisar el pie en el despacho que me asignaron, Marie, la secretaría me informó que el jefe quería verme en su despacho. Estupendo... justo lo que yo quería. En fin, con mi cara de buen humor, dejé mis cosas encima del asiento y fui directa a ver lo que me esperaba esta tarde. Una vez más espero a que su voz me diga que puedo pasar y este me hace sentarme en la silla.

Nose cuantos minutos han pasado desde que he llegado, pero se están haciendo eternos. Esta sentado de lado y con sus dedos juega con uno de sus bolígrafos mientras me mira fijamente con su ceño fruncido.

¿Habré hecho algo mal? Pero si no me ha dado tiempo ni a sentarme hoy y ayer deje todo listo antes de irme. ¿Será por lo de ayer que aún sigue enfadado? No entiendo nada ¿Estará esperando a que yo hable primero? Mi pierna está empezando a moverse, más bien a temblar. Por favor, que hable ya. No puedo más con esta incomodidad.

-¿Le ocurre algo señorita Harvins? –al fin se rinde hablar.

-Eh... no... no, estoy bien –mierda mi voz ha temblado.

-¿Y por qué está inquieta? –su voz ronca pregunta señalando hacia mis piernas que no paran de temblar.

-No es nada –respondo tensa. Este se acomoda poniéndose derecho en su silla y apoya sus manos en la mesa. Su mirada es intensa, está tratando de intimidarme ¡Maldita sea! ¿Por qué hace eso?

-¿Le pongo nerviosa señorita Harvins? -¡¿qué?! Creo que acabo de sonrojarme. A ver si me estás mirando así obviamente que me voy a poner nerviosa pero no por algún motivo más. Bueno y por qué ayer no fuiste muy amable conmigo y no sé si vas a seguir siendo así de imbécil. Bueno nose, ¿por qué me hace esa pregunta?

-No –niego ante su pregunta intentado parecer convincente. Se queda unos segundos pensativo sin despegar su vista de mí.

-Mientes –afirma con seguridad.

-¿Qué? No... No estoy mintiendo –vuelvo a negar –Señor, ¿quería algo? Me ha llamado aquí por algún motivo –cambio de tema. No quiero seguir con eso porque va a conseguir que sí que me ponga nerviosa por completa.

-Aquí las preguntas las hago yo –la superioridad con la que ha pronunciado cada palabra hace que mi cuerpo se estremezca. Asiento como modo de respuesta. Prefiero ya ni hablar porque cada vez que abro la boca parece que no es la decisión correcta –Voy a estar ausente esta tarde. Tengo reuniones importantes. Por tanto, acabo de enviarle un correo a su ordenador con lo que tiene que hacer para hoy –me informa con seriedad –Lo quiero todo para hoy –esto último lo recalca en un tono más elevado como si fuera una advertencia.

-Entendido –son mis únicas palabras.

Encendí el ordenador para ver el correo que me había enviado y cuando mis ojos lo leyeron me quede un poco a cuadros. ¡Tenía que hacer prácticamente lo mismo que ayer, pero multiplicado por dos! ¡¿Enserio?! ¿Le he hecho yo algo a este señor? No se si me va a dar tiempo a terminar todo esto. Recuerdo la última frase que me dijo: Lo quiero todo para hoy. Estoy empezando a pensar que lo ha hecho como un castigo, una consecuencia por lo que paso ayer con su hermano.

Sr. MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora