Al sonar el despertador yo me levanté como si estuviera atada a un resorte. Inicié mi rutina diaria mañanera como de costumbre.
Pero aquel día era diferente a los anteriores. Sonreí al pensar en la jornada que me esperaba. Me bañé y arreglé el cabello, atándolo en una media cola de caballo. Elegí ropa de abrigo, sabía que allí la temperatura era considerablemente más baja que en Nueva York en esa época del año. Lo más probable era que estuviese lloviendo, como en casi todas las películas ambientadas allí. Supuse que era como el Detroit europeo.
Salí de mi habitación y observé por la cristalera, como cada vez que pasaba por allí. Era un gesto involuntario que se había convertido en costumbre. El cielo estaba despejado y tenía pinta de que iba a hacer muy buen día.
Bajé a toda prisa las escaleras y llegué al vestíbulo visiblemente alborotada. Como esperaba, Stephen ya estaba allí esperando. Ambos llegamos temprano, aún no daban ni las siete menos cuarto en el reloj.
—Cuánta energía de buena mañana —comentó después de saludarme cuando llegué a su lado.
—Bueno, lo que le sobra a uno, le falta a otros. Si quieres te presto un poco —bromeé.
—Además de energética, también te levantaste graciosa. Menudo día me espera —se lamentó.
—Soy la mejor compañía que podrías pedir.
—En comparación con Wong, seguro —intentó bromear, aunque aún lo notaba bastante serio. —Vamos.
Abrió un portal ante mí y me ofreció cruzar primero. Lo atravesé con cautela y aparecimos en un callejón rodeado de edificios bastante antiguos. Salimos de él para aparecer en una calle bastante transitada.
Observé maravillada la calzada y todo a mi alrededor. Era una ciudad ta distinta a la mía, pero eso no la hacía menos. Los edificios eran antiguos, coloridos y hermosos. Hechos de madera y ladrillos, que le daban un toque acogedor.
El sol estaba bastante alto en comparación con Nueva York, que a penas amaneció hace poco, supuse que sería alrededor del medio día.
—¿Te gusta? —habló la voz del doctor desde mi lado.
—Es espectacular —dije ensimismada en aquella atmósfera.
—Lo suponía. Es tu estilo —empezó a caminar y yo lo seguí, no tenía ni idea de dónde había que ir.
—¿El santuario está muy lejos?
—No, tan solo unas calles más abajo.
—Si se puede preguntar, ¿sobre qué es la reunión? —pregunté con curiosidad.
—Solo me dijeron que teníamos que hablar, pero no de qué.
—Vaya, así que se las dan de misteriosos —reí. —¿Yo estoy autorizada a entrar o tengo que esperar fuera? —me miró frunciendo el ceño.
—Por supuesto que vienes conmigo, para algo has venido a acompañarme. No te vas a librar esta vez.
—Mala suerte la mía —sonreí al ver que rodaba los ojos por mi respuesta irónica. En realidad, no me importaba, tenía curiosidad por lo que se hablara en esa ocasión.
Pasados unos minutos llegamos a nuestro destino. El edificio era notablemente diferente al de nuestra ciudad. Tenía la fachada oscura y aparentaba una casa de tan solo dos pisos bastante modesta. Las ventanas sobresalían por el lado izquierdo en ambas plantas, haciendo parecer que era un poco más amplia. Como detalle, también tenía la tan conocida cristalera con las cuatro líneas que la dividían en lo alto del último piso.
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𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||
Romance"Si me dieran a elegir entre cambiar el pasado o quedarme con este presente, elegiría la segunda opción. Porque prefiero vivir mil veces todo lo que pasé para llegar hasta aquí, que vivir un presente en el que no estés aquí. Conmigo."