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Detrás de capaz y capaz de indiferencia, Jeongin escondía un secreto.

Estando oculto bajo el manto de la oscuridad en la privacidad de su habitación, situada en lo alto de un grisáceo edificio poco encantador a la mitad de la insípida ciudad moderna, él soñaba con el hombre más deslumbrante que alguna vez pudo imaginar.

Era el mismo sueño desde hace ya bastante tiempo. La primera vez que apareció el hombre en sueños fue durante la noche de su dieciseisavo cumpleaños. En su sueño, Jeongin estaba en una playa de piedras negras junto a un joven esbelto totalmente desconocido, quien erguido a su lado le sacaba unos centímetros de elegante altura, pero quien también cuando se arrodilló para besar los nudillos de su mano se le antojó tan adorable. No le pareció extraño soñar esto la primera vez que lo hizo, discretamente poco antes había admitido que estaba demasiado deslumbrado por la belleza masculina como para no significar algo más allá que simple admiración a sus semejantes.

Su corazón y mejillas se entibiaban con tales pensamientos, pero apenas los había rescatado de sus propias partes renegadas poco tiempo atrás. Ahora que aceptaba esa parte, su corazón se sentía desbocado y alborotado, emanando emoción por borbotones y esa fantasía era la prueba de su locura.

Luego de aquella noche el sueño no cesó, continuó apareciendo día sí y día no, luego semana sí y semana no y mes sí y mes no. Al paso de un año el sueño aparecía cuando le venía en gana. En noches repetidas o con varios días sin aparecer. Para esas alturas el ambiente había cambiado muchas veces; el joven esbelto que le proponía casamiento en sus ensoñaciones crecía junto a él, se volvía más maduro consigo, y la playa en la que en un inicio se ambientó su sueño había dejado de ser una playa hacía mucho. A veces era un prado infinito lo que los rodeaba, otras una azotea de un elegante edificio antiguo al occidente del mundo. En una ocasión soñó que el chico era un aristocrático muchacho de la era de Joseon, vestido con un elaborado hanbok de las más finas telas. Jeongin creía que solo era un anhelo, un demencial deseo de su amante corazón por las cosas hermosas. Porque su chico era hermoso en sus sueños. Y aunque cambiaba mucho su estilo en todos los años o veces que lo miraba, seguía manteniendo una belleza y delicadeza áurea.

Era hermoso. Tan hermoso que prefería atesorarlo como un secreto.

Para él solo podía ser definido el otros como hermoso, aunque ese pensamiento lo avergonzara.

Todo iba de maravilla, hasta que una noche tan oscura como cualquier otra y tan normal como ninguna, su sueño rompió la rutina esperada.

Allí, ya su encantador muchacho se encontraba con una rodilla cerca de tocar el suelo —de, esta vez, una exquisita sala con columnas talladas en espiral y enormes candelabros— y una de sus frías manos a punto de rozar la suya para tomarla y besar la piel de sus nudillos. Entonces una fuerte música estalló en medio de la escena. La música no tenía letra, Jeongin reconoció su vieja composición tradicional al paso que se introdujeron más instrumentos a la composición. El esbelto y callado muchacho detuvo su propuesta sin antes empezar, incorporándose ya en pie y mirando a todas direcciones sin hallar la fuente de la música. Su ceño se arrugó por la confusión y Jeongin encontró fascinante la contorsión impresa en la cara del contrario.

El joven alto y delgado se detuvo para mirar a Jeongin una vez más, esta vez con otra novedosa —fascinante— expresión que nunca había visto en él. Nunca había apreciado tantos gestos en su rostro, para Jeongin todos eran intrigantes de ver.

Entonces realizó otro gesto que nunca se había permitido hacer antes en su rostro: uno de enojo. No entendía quién irrumpía con esa inapropiada música en su sueño.

La canción cambió de repente a una con letra. Esta era la tonada universal de cumpleaños pero en la lengua materna de Jeongin, la reconoció la instante. Ambos miraron el techo de candelabros dispersos, confundidos, pensando que la música provenía por sobre sus cabezas.

El chico de mis sueños [ HyunIn OS ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora