Bajo el destino amargo de un alma sin corazón yacía el espíritu. Su vista era incapaz de separar la realidad de la fantasía, afligía tener que pasar página como si todo hubiera sido innecesario. Su palpitar estaba roto como sus ilusiones, las voces eran su único aliado, y los días grises se debían convertir como pétalos púrpuras, hermosos. Mostrar sus verdaderas raíces no ayudaría a desencadenar la verdad. Solo Dios la conocía y sí ese ser al que llaman el creador del universo en verdad existiera, ¿Porque sus respuestas seguían siendo vanas? Entre la tempestad de un día soleado, su aura debía ser camuflada por bellos colores y su actuación positiva debía ser creíble para todos los espectadores. Se condenaba así misma porque en el fondo sabía que merecía toda la desdicha y eso la hacía pensar que debía vivir sin luchar, sabía que debía pagar el precio de sus errores; a veces se veía a si misma como una ilusión, como si estuviera encerrada en una prisión condenada a la vida que construyó y la persona que controla el caparazón fuera solamente una emoción, ¿Dónde quedó la inocencia, la ternura y la verdadera alegría de aquella alma que alguna vez tuvo sueños y aspiraciones? ¿Cómo pudo perderse en medio de un océano con olas, cuando ella era experta en nadar? ¿A caso sus alas se rompieron para nunca más volverse a reconstruir? Era como ver pasar su existencia frente a sus ojos. Es cierto que la vida era un riesgo, pero no todo riesgo traía buenos desenlaces.
Oh cariño mío, corazón perturbado y ansiedad carente. La mente dice que escuches voces ajenas y creas que su palabra es la verdad, porque crees que eres especial para esas voces, pero tú corazón dice demencias y esas demencias son razonables según tu presente, pero que pasa si no es tu dicha?
A veces se veía a ella misma vestida en lágrimas, con ramas en el cabello y cicatrices en la aflicción. Veía humo, verdad, mentira y posibilidades. Pero prefería sentarse en medio de ellas sobre una piedra dura, anhelando ansiosamente el final.
Ojalá esto pase, ojalá llegue el día venidero dónde sus ojos se poseen en las tormentas del pasado y logré admitir para si misma lo fuerte y valiente que fue y que desconocía saber, que enfrentó todos esos demonios y logro haya el final del océano, pero como todo pes no puedes salir de el y deberás navegar por otras trayectorias. Ojalá llegue el día donde se siente orgullosa y logré inspirarse a si misma, ojalá encuentre el verdadero significado de la existencia, humanos por do quier hay, errores y más errores sin duda poseen en las venas, el infierno está latente porque nuestros pies están sobre el, y ni siquiera eres consciente de que es el infierno más "light" dónde las almas condenadas a la realidad de su consciencia se encuentran, si hay un principio y un fin, tal vez nunca lo encuentre, la maldad está más desencadenada que el bien.
Suspirando aún, sin más por hacer, más que explotar a base de versos su certidumbre. Posó sus ojos al océano estrellado y rezo con todas sus fuerzas
