Capítulo 30 (Final)

237 42 1
                                    

Alyssa parpadeó, afectada por la visión del hombre muerto sobre el suelo de la habitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alyssa parpadeó, afectada por la visión del hombre muerto sobre el suelo de la habitación. Nate se encontró con su mirada y supo lo que debían hacer. Huir antes de que llegaran los refuerzos de la secta. Aprovechando la confusión general, el muchacho lanzó un hechizo ruptras que logró desestabilizar a la enemiga, y después de eso cortó la ultima cinta que sujetaba la mano de Aly. La chica se apoyó en él, intentando ignorar el dolor que la estaba haciendo sentir como si se partiera en dos. Y quizás así fuese. Juntó los dos extremos de su camisa y los dos huyeron puertas afuera.

Los pasillos del lugar estaban pobremente iluminados. Nate sostuvo a Aly por la cintura intentando causarle tan poco dolor como fuese posible, pero ella tenía un corte importante en el abdomen. Estaba perdiendo sangre a un nivel alarmante y con ello sus pasos se hacían más débiles y lentos. Detrás de algunas puertas escucharon voces y risas. Nadie había dado la alarma por su escape. Eso les daba un poco de ventaja. Sin embargo, no tener idea de dónde se encontraban era un punto menos a favor.

—No puedo —susurró Aly a duras penas—. No puedo seguir, Nate. Déjame aquí y pide ayuda.

—¡¿Dejarte?! —exclamó él, en un tono bajo y furioso— ¡¿Te volviste loca?!

—Este rastro de sangre no tardará en llevarlos hasta nosotros. Si escapas solo, tal vez tengamos una oportunidad.

—No. Y no vuelvas a sugerir eso.

Nate la tomó en brazos para llevarla más rápido. Ella se mordió el labio para no gritar de dolor. Ni siquiera había podido abrocharse los botones de la camisa. La herida le estaba nublando el sentido y le impedía mover los músculos. A medida que avanzaban el camino se hacía más amplio, por lo que debían estar llegando a la salida del lugar, ya que la luz penetraba con mayor facilidad. Por desgracia, también significaba que las posibilidades de encontrarse con un grupo de la secta aumentaban. Dos voces masculinas hicieron eco en los pasillos aledaños a los que ocupaban en aquel momento. Nate apretó la boca en una mueca de impotencia al tiempo que buscaba un escondite.

Para su suerte, había una puerta destrabada que resultó ser un armario para utensilios de limpieza. Una vez dentro, se mantuvo en alerta por si los hombres que se acercaban resultaban ser los conserjes y los descubrían por accidente. Las voces pasaron de largo unos minutos más tarde. Nate dejó escapar un suspiro de alivio y depositó a Aly en el suelo de la reducida estancia, intentando inspeccionar la herida para poder tratarla. Sus puntos de bloqueo energético se habían desvanecido en su mayoría, por lo que debería ser capaz de ejecutar un hechizo sanador simple que detuviese la hemorragia y calmara el dolor.

—Puede que esto arda un poco —le advirtió—. Agarra mi mano, y muérdeme si no puedes contenerte.

Alyssa asintió, asustada. Todavía recordaba la sensación que le había provocado ese mismo hechizo cuando le habían roto la nariz. Era molesto, pero al menos le había aliviado el dolor de inmediato. Cierto que la herida actual era el triple de grande, pero debía soportarlo en orden de sobrevivir. Nate comenzó a irradiar su esencia de color verde claro sobre el corte en el abdomen. Aly apretó los dientes cuando percibió los bordes de su piel estirándose para unirse. Su amigo no había mentido ni exagerado. Por un momento creyó que se partiría en dos, pero entonces el dolor dejó de torturarla. En su lugar quedó un hormigueo extraño que hacía soportable el desplazarse. Lo comprobó cuando un par de minutos después pudo salir del armario hacia el pasillo andando por su cuenta, y con la camisa abotonada.

Resplandor [Hermanos Ceniza I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora