Me senté a la mesa muy educadamente. Mery tenía una casa muy bonita y grande.
-¿Estás bien, cariño? -me preguntó ella.
-Más o menos -dije en una voz un poco asustada.
De pronto rompe el hielo el padre de Mery, el señor Hick.
El señor Hick era un hombre muy alto y muy educado, con no mucho pelo pero con un gran sentido del humor.
-Chema, por nosotros no te tienes que preocupar. Ya nos a contado Mery que sois novios y que, al fin y al cabo, os queréis. -me dijo con su voz rogusta y fuerte con un toque de acento inglés- Aprovecho para decirte, sinceramente, que se te ve un chico educado, respetuoso y, sobretodo, simpático. Eso es lo que más la gusta a Mery. ¿Te lo a dicho alguna vez? -me preguntó.
-No señor Hick -contesté yo seguro de mi mismo.
-¡DAD! -grito Mery a su padre- ¡me vas a avergonzar!
-Tranquila Mery, si por algo es por lo que estas conmigo ¿no?
De pronto nos quedamos todos callados pero veo a Mery con la cara como un tomate.
-Y bien Chema, ¿tú a que te vas a dedicar tarde o temprano? -me preguntó la madre de Mery, la señora Hick.
Eso en vez de una cena parecía un interrogatorio pero en fin, así son las verdaderas cenas con los suegros.
-Pues... Si le digo la verdad señora Hick, yo creo que me dedicaré a la literatura y a la música, es decir, dedicarme a ser escritor profesional y no a nivel aficionado como soy ahora y dedicarme a la música llegando incluso a tener mi propio estudio en mi casa y grabar mis discos de música electrónica. Y si también tengo que decir una cosa de lo que, entre muchas otras, me gusta de su hija señora Hick son las cantidades de cosas en común que tenemos. Como por ejemplo en el sentido de que a ella la encanta leer libros y, ¿por que no decirlo? los mios también porque se le nota en esa cara tan dulce que tiene. Otro ejemplo es el tipo de música, que es la electronica o, en su defecto, el dupsted.
-Muy buena respuesta Chema. Me a parecido oírte que escribes libros. Te importaría si me prestas uno de tus libros para que lo pueda leer. Es que me encanta leer y sobre todo de jóvenes como vosotros.
-Claro que sí señora Hick. El único inconveniente sería que se lo tendría que mandar por e-mail puesto que son muchas paginas para imprimir.
-Sin problema -me afirmó con toque de ironía.
-Olle Chema -me dirigió la palabra Mery- ¿por qué no nos demuestras lo bueno que eres con la música? -preguntó Mery.
-Es una gran idea hija -comentó el señor Hick.
-Perfecto. Esperate aquí con mis padres que yo voy a montar la mesa de mezclas en el garaje con los altavoces.
De repente se me vino muchas cosas a la cabeza, pero en realidad era como sorprender a mis suegros y si de algo tengo que fardar es de crear música. Así que fuí en busca de Mery, que se encontraba en el garaje. Me arremangué la camiseta y encendí la mesa. Noté como las notas subían a mi cabeza y como los ritmos recorían mi corazón. Era una sensación que, tras muchas otras, no había sentido.
Esa sensación era como si la música me llevase a un lugar de viaje. Digamos que tenía un "viaje a lo nuevo".
-¡Era la hora de demostrar a Mery y a sus padres lo que valgo! -pensé yo mismo...
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El viaje a lo nuevo.
Novela JuvenilAlgo nuevo verás cuando leas este libro. Es un libro lleno de emociones y sentimientos. No te lo puedes perder