Él gran árbol le dió la vida a tres.
A través de sus raíces les propinó todo lo que alguna vez necesitaron y quisieron.
Ellos crecieron fuertes, con hojas verdes gozantes de pigmento y un tronco que no crujía ni ante la más feroz tormenta.
No era así con el último de ellos, resultó ser el que más tenía maleza.
No le dió los suficientes nutrientes para mantenerse firme cuando las tormentas agitaban el bosque, así que vió desde lejos como sus hojas caían, sus ramas se secaban y el tronco parecía ser nada más que un tallo que se agitaba ante una ligera llovizna.
Pasó el tiempo, las raíces del árbol más viejo comenzaron a quebrajarse y ya no resistía los fuertes vientos.
Los dos árboles a los que le dió la vida, su tiempo, su juventud y nutrientes, no lo protegieron de la nieve que quemó lo más profundo de su tronco. Y es que ellos habían decidido echar raíces lejos del árbol padre.
Vieron como los protegía de las lloviznas.
De los leñadores.
Del viento que amenazaba con tirar sus ramas.
Lo peor ya había pasado y es por eso que ya no necesitaban las raíces del árbol más viejo. Ni siquiera tenerlo cerca.
El árbol más pequeño, repleto de maleza, con raíces ocultas debajo de todas las conexiones en el bosque, dejó crecer su raíz más fuerte en dirección a él en un día de otoño.
Sabía que los vientos venían por él.
Sabía que no podría sobrevivir a otro golpe del hacha de un humano dispuesto a quemar.Y lo más importante es que sabía cómo era soportar contra la corriente, ver las hojas caer, oír el tronco crujir hasta quebrarse, y tener presente que el árbol más grande el cual era el único que podía ayudarle...no lo haría.
Ya había sentido ese hacha rompiendo sus ramas.
Pero tenía presente que parte de si mismo, su cuerpo, sus brazos y pies, habían servido para conservar la vida de otros. No le importaba sufrir si era por un bien.
Protegió al árbol más viejo.
Le propinó nutrientes cuando había escasez.
Y nunca lo dejó perder siquiera una hoja más.
Los primeros árboles más fuertes lo habían tenido todo. Fueron cubiertos incluso cuando el bosque estaba en silencio ¿Cómo podrían saber lo difícil que era mantenerse firme?
La maleza perduró su vida.
Y también lo hace con quienes alguna vez, le dieron un poco de energía.Él me dió la vida.
Y ahora su vida, se debe a mí.