Honey - Choni

I

5 años

- ¡Mami! - una pequeña niña de tez morena fue corriendo hacía los brazos de su madre. La niña era hermosa, tenía unos grandes ojos y regordetas mejillas. Era una preciosidad a los ojos de cualquiera.

La pelirroja se arrodilló para quedar a la altura de su hija, Cheryl la amaba y le parecía la niña más bonita del mundo.
Hace más de cinco años había ido a una clínica que la ayudó demasiado con el proceso de su embarazo. Cheryl siempre quiso ser madre, aunque fuera lesbiana. Siempre tuvo el sueño de vestir a su hija cómo una muñequita de porcelana. Ella sabía qué tal vez tendría a un niño en vez de a una niña, pero, siempre tuvo el presentimiento de qué sería una niña. Y vaya qué era una niña muy linda.

- Toni - La pelirroja jadeó el nombre de su hija al ver que ésta estaba llorando sin control. - ¿Qué te hicieron, Antoniette? - Cheryl sin duda era muy protectora con Toni, de hecho, ella la mayoría del tiempo era muy seria, demostrándole a Toni qué tenían qué ser fuertes pase lo que pase.

- M-me pegaron un ch-chicle en la cabeza y me mordieron, mami - La pequeña niña llevó una de sus manitas a su cabeza, mostrando un gran chicle rosa embarrado en todas partes.
La pelirroja tensó su mandíbula, sus manos se hicieron puños y sus nudillos se tornaron de un color blanco. - ¿Quién fue? - Toni señaló con sus deditos a un niño pelirrojo, qué sin duda, Cheryl reconoció al instante.

Ya habían tenido algunos problemas con Richard Williams. Al parecer este niño molestaba demasiado a Toni porque le gustaba.

- Dame la mano - exigió la mayor y la menor se aferró con gran fuerza a su antebrazo, sin importar lo qué diría su madre, ella sólo quería estar pegada a Cheryl.
La mayor se acercó con pasos firmes al niño que jugaba con una roca. Cheryl se aseguró de qué nadie las estuviera viendo y tomó de la camiseta al niño.

- Pídele disculpas a mi hija, maldito mocoso - Escupió sus palabras mientras tiraba al niño al suelo, haciendo qué éste se manchara de tierra por todo su cuerpo y rostro. - Hazlo - el niño comenzó a llorar conteniendo sus sollozos.

- P-perdón, perdón - sus quejidos se volvieron repugnantes para la mayor y decidió dejarlo ahí en el piso, llorando cómo un bebito, literalmente. Cargó a su hija y la llevó a su auto.

- N-no quiero volver - la pelirroja miró de inmediato a la pequeña y no dijo nada. En parte no iba a dejar que su Tee-tee estuviera en un lugar tan horrible cómo esta "guardería". Ella decidió qué sería bueno llevarla a una guardería y prepararla para el colegio, en unos años estaría en un colegio y tendría que adaptarse para aquello.

- No volverás... No hasta dentro de unos años - la menor sintió sus labios temblar y desabrochó su cinturón de seguridad con rapidez. Se movió hasta el asiento del conductor y se sentó a horcajadas sobre el regazo de su madre, ganándose una mirada enojada por parte de ésta.

- Si vuelves a hacer una estupidez como esa, te voy a castigar, Antoniette - la mayor estacionó el auto afuera de su gran casa, qué más bien parecía una mansión. Cheryl no tenía problemas con el dinero, de hecho, era multimillonaria.
Sus padres murieron y le dejaron toda la herencia Blossom a Cheryl, su única hija. Ella por unos larguísimos años no tendría que preocuparse por dinero ya qué, siendo sinceros, la fortuna Blossom era una de las más grandes de todo el mundo.

- H-hablé con la profe C-cami, me dijo qué hay colegios en casa - la niña no había dejado de llorar y por lo tanto, no tenía claro lo que decía, o eso creía su madre. - T-tú me darías clases, mami - a la menor le brillaron tanto los ojitos que por unos segundos dejó de llorar por el chicle en su cabello, aún no lo olvidaba.