iv.

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21 de junio del 2020.

- Esto no está a discusión - exclamó con firmeza ante la dura mirada de Ivy - No voy a realizar otra colaboración con él.

- Vamos, Taylor. - Michael hizo el intento por acercarse pero inmediatamente ella se alejó. - ¿No crees que estás exagerando? Él te engañó.

- Esto no se trata sobre él, es sobre tu egoísmo e intromisión en mi vida. - la sangre subió hasta sus mejillas de la molestia que sentía. - Eras mi amigo y lo único que hiciste fue pensar en tu beneficio.

Ivy dejó caer con fuerza su carpeta sobre el escritorio, atrayendo la mirada de ambos.

- Los contratos están firmados, no hay nada que puedas hacer. - se dirigió a ella con soberbia - Si no cumples, tu imagen quedará marcada toda tu vida.

Desconocía por completo a las dos personas que tenía en frente, ¿en qué momento Ivy se había hecho tan cercana a Michael? ¿no se supone que se tenía que dedicar a protegerla a ella y a su imagen?

- No voy a seguir en esto. - tomó su bolso que colgaba en el perchero - Yo no firmé ningún documento sobre las siguientes colaboraciones, así que mis abogados se comunicarán con ustedes en breve.

Sin darles oportunidad de refutar, salió de la oficina de su ahora ex-manager y se dirigió hacia su automóvil a paso apresurado.

Su mente se encontraba dispersa mientras se dirigía a su departamento en Nueva York, no sabía cómo había logrado llegar con sus manos temblando por la frustración y molestia que sentía recorrer todo su cuerpo.

Al llegar, buscó el contacto del abogado de su familia para que la apoyara ante dicha situación. La llamada duró un par de horas debido a que necesitaba proporcionarle la mayor cantidad de información posible sobre la autoridad que tenía Ivy sobre su carrera.

Dejó caer su cuerpo sobre el cómodo sofá al finalizar con la llamada, la opción de recurrir a un abogado la había descartado al inicio por el aprecio que le tuvo a Ivy, pero ahora estaba segura que, además del abuso de confianza, encontraría incoherencias en sus finanzas.

Barbara llegó unos minutos más tarde, con una gran pizza y dos botellas del vino rosado que amaba la castaña. Ambas se acomodaron sobre la alfombra y la rubia escuchó con atención cada palabra de su amiga, haciendo algunos comentarios sobre el tipo de personas que habían resultado ser Michael y Ivy.

- Todo esto es un desastre, emocionalmente y físicamente me siento agotada - dijo Taylor llevando el último sorbo de vino a sus labios. - Quisiera desaparecer por un tiempo.

- Entiendo cómo te sientes - con sus brazos rodeo los hombros de su amiga - ¿Puedo apoyarte en algo? Cualquier cosa que necesites.

- Tu presencia en este momento es más que suficiente - apoyó la cabeza en el hombro de su amiga.

Cuando llegó la noche, la rubia se despidió de su mejor amiga y se fue un poco más tranquila al haber estado un par de horas con ella. Antes de emprender su camino a casa, le mandó un mensaje a la persona que se mantenía al pendiente de lo que le sucedía a la morena desde inicios del día.

Taylor se colocó su pijama más fresca antes de recostarse en la cama junto con Tate, quien se encontraba muy concentrado en jugar con un cojín. Buscó el número del rizado en sus contactos del celular y pulsó la opción de llamada.

- Hola, Tay - saludó al instante el chico.

- Hola, Harry. Disculpa por llamarte tan tarde.

- No te disculpes, apenas estaba por dormir. - respondió animadamente.

- Realmente sólo te llamaba para decirte que estoy bien, aunque supongo que Barbara ya te lo dijo. - reprimió una risa al no escuchar ninguna respuesta después de unos segundos.

- No te molestes con ella, yo sólo quería saber cómo estabas o si necesitabas algo sin hacerte sentir abrumada. - su voz se escuchaba nerviosa.

- No estoy molesta, Harry. - murmuró, terminando con la preocupación de él. - Agradezco que te preocupes por mi, pero la próxima vez podrías elegir a otra persona que no dejé su celular con la conversación abierta al ir al baño, sabes.

El rizado dejó salir una carcajada, sabía que la rubia no era la persona más discreta pero tuvo la esperanza de no ser descubierto.

- Anotado. - contestó juguetón. - Sé que aún tenemos temas pendientes por ser hablados pero, ¿está bien si mañana te voy a ver?

La castaña lo pensó por unos segundos, estaba claro que quería la compañía del rizado pero el tipo de amistad que tenían aún no estaba definido y en ciertos momentos eso la confundía.

- ¿A las 3 de la tarde? - terminó por aceptar su compañía.

- Bien, hasta mañana. - susurró el rizado

- Descansa, Harry.

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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