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Anh jiwon. Mafia.

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Sangre.

Era lo único que podía olfatear al llegar al lugar que le había indicado el desconocido por teléfono, le habían dado indicaciones claras acerca de ir solo y no armado, claramente no obedeció, no iba a lanzarse a la muerte con los brazos abiertos, el lucharia hasta el final por la lealtad que le tiene a sus hermanos. Ahn Sungmin, el segundo Caruso al mando se encontraba en un techo con un francotirador, a más de ochenta metros del lugar y bastante lejos en sí. Jiwon llevaba un arma en el zapato y otra escondida en el bolsillo del pantalón, tenía un GPS incrustado en el anillo que cargaba y otro en su cabello, era imposible que saliera muerto del lugar.

Las pisadas se escucharon y el cuerpo de su hermano fue tirado frente a él, estaba ensangrentado, tenía una bala en la pierna y dos dedos cortados, uno de la mano y otro del pie. Un hombre, no, un niño lo piso, luciendo su trabajo frente a jiwon quien quedó boquiabierto, era imposible que él fuera mayor de edad, y se veía tan inofensivo y dulce, tal vez sea el hijo del secuestrador —¿Porqué esa mirada? — hablo con un tono suave Ethan, mirando a jiwon, lo recordaba igual que antes, solo que ahora parecía más maduro —medicci— jiwon reconoció la voz enseguida, tensando su mandíbula y apretando el puño, lo último que recordaba de Ethan era que había matado a su padre a sangre fría cuando el tenía dieciocho años recién cumplidos. Cuando dijo que le tenía rencor era demasiado.

Ethan sonrió suavemente, acercándose a jiwon y tomando su mejilla antes de poner su cara más inocente —sabes lo que hice y sabes que lo hice porque te amo..— no se dejó apartar cuando el manotazo llegó a su cara, una marca roja en su mejilla izquierda que le recordaba su amor odio — para que me trajiste aqui, Ethan?— empujo al niño y simplemente miro a su hermano alli, inconsiente y sedado, iba a estar bien

—quiero llegar a un acuerdo— sonrió Ethan y besó la mejilla de su amado jiwon de forma coqueta, abrazándose al pecho ajeno y dando risitas enamoradas
—quiero una alianza, pero antes de que diga algo escúchame, los barone quieren destruirnos a ambos, es mejor tomar fuerzas a luchar solos, está alianza únicamente va a ser hasta que Franchesco Barone este muerto, si no aceptas mataré a tus hermanos y luego a ti, te secuestrare y te mantendré conmigo porque te amo. —el amor no cuesta un brazo y las piernas, Ethan — recordó la misma frase de un cortometraje caníbal que había visto hace poco, simplemente frunció el ceño —dos meses— acepto a regañadientes, priorizaría a sus hermanos y luego le daria la espalda a Ethan cuando cumpla su cometido. El mencionado salto de emoción y sello sus labios en promesa con los de jiwon, claramente no siendo correspondido y alejado, una segunda cachetada en su mejilla y una sonrisa de oreja a oreja en su propia boca, le gustaba que su amor le pegara, era como si estuviera reavivando su amor, al menos así parecía

Los días pasaron y al llegar el martes diecisiete de diciembre, Ethan entraba a escondidas por el bosque de los Caruso, siendo ágil y no visto al entrar por el tercer piso y terminando en la habitación matrimonial de jiwon, quien discutía con sus hermanos en la oficina de al lado. Al entrar cuidadosamente se puso una camiseta del hombre y se acostó en la cama, calentándose por el simple hecho del aroma varonil en todo lado que lo ponía tanto. Bajo un poco su short y empezó a tocarse, corriendose justo cuando una de las empleadas llegó y grito fuertemente, provocando que el dueño de la habitación llegara furioso y viera a Ethan guardándose la polla después de expulsar su semen en su cama, su habitación y su casa estaban siendo invadidas por el hombre más pequeño.

Cerró la puerta con llave y apagó las cámaras de su habitación, llegando frente a Ethan y sosteniendolo del cuello, el chico estaba sonrojado por ello y hasta excitado. Jiwon lo tiró a su cama y se subió encima de él, pasando sus manos por zonas erógenas que no conocía y dejando moretones allí —¿que se supone que haces en mi casa? Masturbandote en mi puto cuarto— dijo con rabia, obteniendo una risita de Ethan y un beso que le puso los sentidos de punta, golpeó al chico en el torso, recibiendo un gemido agudo y notando su pantalón mojado, una erección asomada—por favor..— murmuró el medicci, quien había sido nublado por los ricos golpes que le daba jiwon y por su amor hacia él, jiwon lo soltó y se fue de la habitación, dejándolo a medias y muy caliente, el hombre salió enojado y con ganas de estrellar su mano en el culo de Ethan hasta volverlo rojo de tanto placer. Sabiendo que si lo hacía no habría vuelta atrás.

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Debería continuar?

Taste. - One Shot Bj Alex And You. BL/GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora