Prologo

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Llegado un punto la monotonía empieza a aburrir, pero, estamos tan acostumbrados a esas asquerosas rutinas que no nos importa, sin embargo, estaba empezando a quebrarme, una parte de mi me gritaba furiosa que quería salir, liberarse, acabar con las cadenas, que fuéramos una.

Me preguntaba siempre, cuando me quedaba sola, acompañada por el eco de mis pensamientos, ¿Qué pasaría si esa parte que no comprendía, saliera, se liberara? Tal vez sería un beneficio, pero a pesar del tormento, estaba completamente segura, que una hecatombe estaba acechando desde las sombras, más cuando dos personas se cruzaron en mi camino y empezó a derrumbarse todo lo que conocí, amé, creí, y profesé.

Hasta que llegado el día me encontré lista, para soltar las cadenas y que el juego, mi juego comenzara. ¿El mundo estaba preparado? Claro que no, sin embargo, no iba a ceder ni ocultarme más, mi destino estaba escrito, y yo lo aceptaba.

El mundo se iba a arrodillar, iba a temer, por él, por mí, y por lo que mis pisadas, nuestras pisadas, dejarán en el camino.


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