XIII

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(Creo que no hay mejor canción que esta para esa dos en este momento)

Las omegas regresaron al departamento para descansar ya que al día siguiente tendrían que preparar todo lo necesario para la cena de navidad, ese año Cassandra pasaría esas fechas con ellas ya que por trabajo no había podido viajar para ver a su familia y como la cereza del pastel el padre de Miranda llegaría para estar en familia.

Miranda bajó la cabeza en busca de las llaves de su departamento cuando el característico olor que solo podía recordarle a un sabor amargo la sorprendió, no podía compararlo con nada más pues era especial. Sin pensárselo mucho corrió dejando a su madre atrás para saber que buscar lo que creía solo era un sueño. Se encontró entonces con Sabrina sentada en el suelo mirando fijamente sus manos y con un charco debajo de ella, estaba empapada, seguro la lluvia la había alcanzado.

Cuando la alfa logró olfatear las feromonas de Miranda (Qué cabe recalcar tomó su tiempo) se levantó de golpe para poder verla a los ojos.

— Hola. —Fue lo único que atinó a decir sin que su voz se rompiera.

— Estás empapada.

— Tuve que correr hasta aquí, necesitaba verte. — Intentó caminar hasta la omega, solo quería un abrazo pero esta se quitó, no quería tocarla, todo era muy confuso.

— Vamos, entra, te vas a enfermar. — Miranda no podía evitarlo, la quería mucho pero también se sentía mal de tenerla tan cerca, había pensado que nunca más la vería y empezaba a estar bien con eso, o algo así.

— No pasa nada, estaré bien.

La madre de Miranda llegó con las chicas, vio lo incómoda que se sentía su hija pero la tensión extraña que había le hacía cuestionarse que sucedía.

— ¿Estás bien Miranda? — Preguntó para hacerla sentir protegida y para que esa alfa extraña no la lastimara.

— Si mamá, es una conocida.

Les dolió tanto a ambas oír esa palabra.

— ¿Puedo hablar contigo? Por favor, en verdad necesito decirte muchas cosas.

— No, no hasta que te des ese baño, no quiero que te enfermes.

La madre de Miranda entró al departamento después de quitarle las llaves a su hija y le ofreció el paso a la alfa. Si su hija tenía una "conocida" a quien invitaba a casa, si se preocupaba por ella entonces era más que una conocida y eso le agradó.

— En verdad, no me pasará nada. — Dijo mientras la empujaban dentro.

— Sé que tú te enfermas muy rápido, estuve investigando sobre el gen recesivo. —Eso alegró a la alfa, ahora sabía que a Miranda le importaba conocerla.

— Es más importante hablar contigo.

— Justo ahora no quiero hablar, después de que estés seca te pediré que salgas de mi casa. — Miranda quitó la mochila y chaqueta de la alfa y la metió al baño sin dejarla decir o hacer nada. — Cuando te desvistas dame tu ropa para que pueda secarla.

Sabrina obedeció, le dolía pero no quería hacerla enojar aún más a Miranda, además, ni siquiera tenía la capacidad de negarse, su personalidad tan sumisa la obligaba a obedecer ante alguien tan fuerte y segura como era esa omega.

Durante toda la ducha Sabrina no paró de pensar que haría para conciliarse con la omega, tenía que contarlo sobre la nota que había leído, contarle todo lo que había vivido esos meses, decirle que pensar en ella la había hecho feliz.

En cambio Miranda parecía preocupada, esa sensación en el pecho había vuelto. No quería estar cerca de Sabrina porque sabía que no podían estar juntas, Sabrina tenía a su mate no podía fijarse en una simple omega que se había quedado sola. Seguramente ese beso solo había sido un acto de despecho por ser ignorada por su verdadero mate, al menos así se sentí después de no recibir ninguna señal de vida por parte de la alfa en tanto tiempo.

Sabrina salió envuelta en una bonita bata de baño y con la mirada escondida en el suelo llegó hasta la cocina donde se encontró con la madre de Miranda.

— Siento molestarlas así. — Comenzó mientras aclaraba su voz. — Pero en verdad necesito hablar con Miranda.

— No creo que quiera verte en estos momentos, no sé qué suceda entre ustedes pero parece que la lastimaste.

— Lo hice. — Suspiró triste, casi como pidiendo una disculpa. —O no, no lo sé, solo sé que quiero hablar con ella, si la lastimé le pediré una disculpa

Sabrina no había hecho nada o eso creía, solo se sentía culpable de no poder ser lo que un omega necesitaba, odiaba ser así, solo quería lo mejor para Miranda y en definitiva ella no era lo mejor.

— Pareces una buena chica. —Terminó la mujer mientras se retiraba a la habitación de su hija.

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La ropa no tardó mucho en secarse así que para antes de medianoche Sabrina estaba lista para irse.

— Espero que estés bien. — Culminó Miranda mientras la dirigía a la puerta.

— Miranda, por favor, déjame hablar ¿Por qué me quieres tan lejos?

— Tú bien sabes porque.

— No, no lo sé, yo solo encontré tu nota ¿Por qué la escondiste en tú chaqueta?

— ¿No la pudiste ver antes? — Como se sentía presionada sacó a relucir la actitud agresiva que solía tener. — Sabrina, esto no sirve.

— ¿Eso es lo que querías decir con tu nota? Escribiéndome que estabas confundida y que no podías verme ¿Qué esperabas que hiciera con eso? Cuando la leí decidí venir, quería aclararte las cosas.

— Solo quería que vinieras conmigo, que me escogieras a mí.

— Y estoy aquí.

— Pero después de cuánto tiempo, apuesto a que visitaste a ese omega.

— Mir, hoy me escapé de mi casa solo para verte a ti, no he visto a nadie en todo este tiempo, mis padres se encargaron de eso, pensé que lo suponías, también me enteré que fuiste a buscarme, siento mucho lo que te dijo mi madre, en verdad.

— Sabía que no podía ser verdad.

— Tú sabes como soy.

Miranda flaqueó, las palabras de Sabrina eran claras, sabía que esa alfa no le mentía.

— Pero no importa todo eso Sabrina, no importa todo lo que estás haciendo ahora, tú no eres mi mate.

— ¿Y cómo es posible que me sienta como me siento? No puedo ser la única, dime que no lo soy.

— Solo hay un mate.

Miranda tomó los brazos de Sabrina para darse cuenta que ahora era más grande, no parecía la misma chica que había conocido.

— E-espera, puedo enseñarte algo, déjame hacerlo. — Sabrina regresó a la sala del departamento, tomó su mochila y sacó una bolsa de plástico que envolvía un par de libros y su teléfono para que no se destruyera con la lluvia. — Esto lo trabajé en una clase optativa, no sé cómo lo recordé pero... ¿Y si somos nosotras?

Miranda aceptó a leer porque mentiría si dijera que no quería encontrar una respuesta a todo lo que sentía, no quería admitir que no la necesitaba.

Mates, cambios y demás. No entendía demasiado a decir verdad, los apuntes de la alfa eran un completo desorden solo relacionado con ideas y líneas pero si estaba en lo correcto hablaba sobre más de un destinado.

— ¿De dónde sacaste todo eso? ¿De tú clase? Sabrina esto no parece real.

— No sé qué signifique o si podemos serlo Miranda, te juro por mi vida que no quiero mentirte, no dejé toda mi vida atrás solo para venir contigo si no sintiera nada por ti.

— Sabrina no puedo con esto. — Sollozó con la voz rota.

— Lo siento, me iré, sé que tienes muchas cosas que pensar pero, por favor prométeme que me llamarás, ya no tengo a mi madre encima así que te responderé no importa cuando sea.

Sabrina salió del departamento con sus cosas esperando no haber molestado a la omega que la tenía perdidamente enamorada. Solo quería llegar al primer hotel que encontrara para poder dormir.

Déjame amarte (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora