Capitulo extra

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Corriendo.

Ellos corrían.

Los monstruos corrían, estaban huyendo de un destello carmesí. Un demonio los cazaba, desprendía demasiada oscuridad incluso para su clase.

La malicia podía saborearse en el ambiente, el mal buscaba saciar su sed de sangre. Esos ojos azules arrebataron toda vida sobrenatural, su sola presencia causaba que te arrodillaras. No obstante, el temor carcomería tu corazón.

Uzumaki, ese extraño apellido causaba que el resto de sobrenaturales temblaran, ¿Por qué no olvidar aquel apellido? Tal cosa era imposible, los seres sobrenaturales lo temían por naturaleza, era como una información implantada por la creación, que al parecer quería reír y desaparecer su infinito aburrimiento.

Mientras ellos corrían, un hombre de apariencia joven permaneció impasible en su caminar, un cuerno era visible y sus ojos brillaban majestuosos. El cabello rojo era sacudido por el viento. En su mano derecha sostenía una katana legada por alguien, un alguien que olvido.

Sus ojos seguían los movimientos de las bestias, y al mismo tiempo, los recuerdos sucumbieron a su mente, de repente los arboles pequeños del bosque fueron remplazados por gigantescos árboles. A sus lados, dos personas corrían con una inmensa felicidad, las figuras eran oscuras, ni un rostro fue visible.

Salvo una pupila roja y azul.

—¡Vamos! Ya casi llegamos.

Dijo una voz femenina, la cual, el uzumaki no pudo reconocer.

—Tranquila, ********, ten paciencia, Boruto está agotado—Dijo otra voz desconocida, esta era masculina—. Descansemos.

Esos recuerdos se desvanecieron a la fuerza y volvió a la realidad, solo para bajar su cabeza y ver sus manos manchadas de sangre de las bestias, no eran griegas, pertenecían al panteón nórdico.

Curioso, los dioses nórdicos existían en el norte del mundo, con razón Artemisa no lo dejaba ir allí.

Lástima que era el único ser poderoso. No, existía otro poderoso humano con la habilidad de usar el chakra, tal sujeto era supuesto hijo de su padre.

¡Indignante!

Respiro profundo. Soltó el aire que había estado conteniendo durante un periodo de cinco minutos, y dejo que la paz sucumbiera a su corazón. No tenía sentido desatar la furia contra los indignos, contra los impostores.

Giro su cabeza hacia la izquierda. Levanto la mirada, a los cielos la dirigió, sin importarle las fuertes caricias del viento. Las estrellas vislumbro, ignoro al mundo solo para centrarse en los cielos mayores.

—Estoy conectado—susurro a nadie—. Me pregunto a quién, los bijuus han sucumbido al tiempo, ellos no están a mi lado, no soy mi padre.

Miro a otras constelaciones, esta vez su visión las alcanzo.

—Vieron mi oscuridad, y yo sentí sus sentimientos hostiles. No tienen buenos pensamientos sobre mí.

El silencio lo carcomió, quizás debía llenar el vacío que sufría a causa de sus acciones. Encontrar un compañero no era difícil para él, no obstante, sus habilidades sociales no eran las misma de antes.

Ahora que lo pensaba, su chakra estaba tenso, casi agotado. No había descansado durante cinco días, era normal que eso sucediese, casi podía sentir como sus parpados gritaban cerrarse.

Solo esta vez, descansaría.

En algún lugar de China, un hombre de cabello rojo, cuyo aspecto era anciano y arrugado, su apariencia era engañosa, no poseía un físico de noventa años como cualquier persona debería de tener.

No, aparentaba los sesenta y, aun así, la muerte estaba tocando los hilos de su vida, paciente esperando su final.

Sus ojos dorados miraban las estrellas, también sentía una conexión con alguien o algo.

—Seas lo que seas, te encontrare. 


El legado de la profecía(Cancelado, remake:  "El que se rebela" )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora