Capítulo treitraicuatro.

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La noche anterior no había tenido oportunidad de echarle un ojo a la casa de Robert

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La noche anterior no había tenido oportunidad de echarle un ojo a la casa de Robert. Ahora que estaba en todos mis cabales, no iba a perderme ni un detalle.

Me había bañado en el cuarto de baño que estaba en su habitación. No era un lugar enorme, era pequeño pero con el suficiente espacio para hacer lo necesario. Tenía un retrete blanco junto a un lavamanos pegado a la pared que daba la sensación de flotar. La ducha estaba en un rincón, con una puerta de vidrio opaca y un estante dónde ponía todos sus productos.

Supuse incluso antes de verlo que no tenía muchas cosas, y no me confundía. Shampoo, crema enjuague y un jabón de limón. Nada más.

No podía quejarme, la verdad. La ducha fue agradable y el agua caía en efecto lluvia sin mucha fuerza, así que sinceramente fue muy relajante. Puede ser que haya aprovechado la situación y me haya quedado más tiempo del necesario. Salí cuando el agua comenzó a salir más fría y me envolví en una toalla rosada que colgaba a un lado de la ducha.

Justo en ese momento escuche dos golpes en la puerta.

—Hmm...¿Sam? ¿Has terminado?

—Sí.

—Me he dado cuenta que...puede que me haya olvidado de traerte pantalones.

Me reí mientras me acercaba a mirarme en el espejo que estaba sobre el lavamanos. La puerta estaba a mis espaldas y la mire a través del espejo, negando con la cabeza.

—Pero te he dejado un pantalón mío sobre la cama.

—No pasa nada. Gracias, Rob.

—¿Quieres comer algo? si quieres te puedo hacer algo.

—Hmm, esta bien. Has lo que quieras tú.

—¿Unas tortitas están bien?

—Sí, sí— sonreí nerviosa—; Enseguida salgo.

—Te espero en la cocina.

Asentí, inútilmente, porque él no podía verme. 

Escuche sus pasos irse y me apresure a terminar. Era de esperarse que no tuviera peine, así que tuve que desenredarme el cabello con los dedos. Me tomé el atrevimiento de revisarle el pequeño mueble que estaba en una esquina y observe, sorprendida, que en realidad me había equivocado. Tenía muchos productos de belleza, como  espuma de afeitar, crema hidratante para el cuerpo y la cara, una crema nocturna que parecía bastante cara, tres tipos de perfumes y un pequeño bolso, dónde guardaba algunos anillos y collares.

Oculté una sonrisa mientras tomaba la crema de cuerpo y la otra de la cara. Me las coloque a la velocidad de la luz, sintiéndome un poco culpable por usarlo sin permiso. Cuando salí del baño, seguía envuelta en el toallón.

En la cama había un pantalón deportivo nike, color negro, y a un lado la mochila que había traído desde mi departamento. Sonreí como una tonta. Por alguna razón, usar alguna prenda suya me hacía más ilusión de la que admitiría en voz alta.

Si te perdono| Robert Pattinson. (Instagram #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora