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El instinto materno-paterno de los Omegas hacia sus bebés, era de amor, cariño. Difícilmente podían odiarlos, aún cuando la manera en que les fueron concebidos haya sido horrible.

Dazai terminó de bañar a Ryū luego de lidiar con él varios minutos después de la cena. Lo secó, y vistió con su pijama suave y acogedora, especial para el invierno y el frío que hacía afuera.

Recostó al bebé azabache en el medio de la cama, sobre una de sus mantitas, y se recostó junto a él, agitando el biberón con leche para alimentarlo antes de dormir.

Ryūnosuke mordía uno de sus pies, al sostenerlos con sus manitas, muy flexible.

— ¡Ryū! Eso no se debe de hacer.

Alejó el piesito de Ryū de su boca y lo cubrió con su cobertor. Ryūnosuke era bastante inquieto antes de dormir.

— ¿Ya se durmió el niño más hermoso de la casa?

La madre de Osamu, entró a su habitación, con un abrigo nuevo que había comprado en una tienda de segunda mano.

— Sigo despierto, mamá.

— Me refería a Ryūnosuke. Pero me alegra que también estés despierto, Osamu. Compré esto para tí. Te vas a la escuela casi temblando de frío, con ese suéter ligero donde lo helado se siente mucho. No quiero que sigas pasando tanto frío, así que usa este mañana ¿Si?

El castaño sonrió agradecido, tomando el suéter para apreciarlo mejor. Era sencillo, pero abrigador, lo suficiente para no temblar por las mañanas nevadas.

— Gracias, mamá.

— Abe-lita.

— Dime, mi amor.

— Mami no deche.

— ¿Eh? ¿Me acusas, Ryū? Aquí tengo tu biberón con leche, ¿quieres sostenerlo tú solito?

— Nu.

— Entonces sé paciente. La abuela me está dando un regalo, y primero tengo que agradecer.

El joven Dazai siempre daba sus razones al azabache, teniendo la creencia de que le comprendía todo.

— Tu manera de crianza es extraña, hijo. Le hablas a un bebé como si te entendiera todo.

— Ryūnosuke me entiende. Ryū, ¿verdad que entiendes lo que te digo?

— ¡Shi! ¡A domii!

Respondió con una energía que poco a poco se esfumaba, y se convertía en un bostezo. Ryū abrazó a su Rashōmon de peluche, mientras Dazai comenzaba a alimentarlo con la leche del biberón.

— Mamá, hoy miré a ese abusador. No quiero llevar a Ryū a clases tan seguido, podría volver a encontrar a ese tipo y cuestionarme por Ryū. Tengo miedo. Miedo a que descubra que tengo un bebé de él y me lo quiera quitar sólo por hacerme daño... Tengo miedo de que mi celo venga de repente y sólo él puede percibirlo, soy un Omega marcado...

Las lágrimas no tardaron en salir, ni siquiera pudo seguir sosteniendo el biberón con una de sus manos, pero su madre, aunque estuviera enferma y tuviera poca fuerza, estaba ahí para apoyarlo en todo momento.

La mujer se sentó en la orilla de la cama, y lo abrazó, acariciando parte de su cabeza y espalda, dando palmadas ligeras a su hijo.

— Mamá ¿Por qué yo no tengo un padre? ¿Fui un producto no deseado como Ryū? ¿Algún Alfa te lastimó, mamá?

— No, cariño. Tu padre y yo nos amábamos mucho, y fuiste deseado por nosotros. Es sólo que... Él enfermó de repente y murió, cuando tú eras así de pequeño como Ryū.

— Mamá... Si papá viviera, yo nunca habría pasado por esto.

— Abortar era una opción, pero te negaste, yo no quería que sufrieras.

— Es mi bebé, es mi hijo, mamá. Yo no pude deshacerme de él tan fácilmente... Lo único que me haría un poco feliz es matar yo mismo a ese maldito.

— Lo entiendo pero... El niño no se ha dormido bien aún, no deberías mencionar eso tan fuerte frente a él...

— Lo hablaré con Chūya.

— ¿Quién es Chūya?

— El chico nuevo. Presiento que me ayudará.

Dazai tenía planes de asesinato a su agresor desde hace tiempo, pero nunca se había sentido tan decidido. Chūya le inspiraba confianza y tenía el presentimiento de que ambos serían un poderoso dúo de asesinos, pero... ¿En verdad lo harán, o encontrarán otra manera de vengarse?

Aquí nace el Soukoku fuera de la Port Mafia.

DAZAI Y SU PEQUEÑO RYŪ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora