Capítulo 22

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Sonia se despertó. Nuevamente la misma posición que la noche anterior, pero esta vez Dante había pasado su brazo alrededor de su cintura. Durante unos minutos se permitió el sentirse débil y a la vez reconfortada por su marido.

Después intentó quitar el brazo de Dante, pero este afirmó su agarre y para su sorpresa comenzó a besarle el cuello. Se sobresaltó al sentir su erección contra su trasero.

—Dante, ¿qué estás haciendo?

—Sonia... Sonia. —La voz de Dante sonaba soñolienta. Lentamente se giró hacia él y descubrió que estaba con los ojos cerrados.

¿Estaba soñando? Al menos era con ella y no con la otra. Abrió sus ojos al sentir como él se frotaba contra ella y por mal que pareciera en esa situación en la que estaban ella quiso disfrutar un poco de sus atenciones.

Sus manos ascendieron hacia sus pechos y ella gimió. En ellos se entretuvo un buen tiempo, masajeandolos, pellizcando sus puntas ya erguidas. Dante ahora estaba despierto, bien despierto y sobre ella, quitándole la camiseta de pijama menos sexy que Sonia hubiera visto, pero eso a él no parecía importarle. Sus labios sustituyeron a sus manos y se puso a trabajar afanosamente sobre sus pechos.

Sonia estaba demasiado excitada como para poder decir o hacer nada, sólo atinaba a arañarle el cuello levemente o agarrar su pelo.

Mientras Dante continuaba con su ataque a sus pechos sus manos descendieron hacia su sexo vergonzosamente húmedo. Se dedo corazón penetró en ella sin ningún tipo de problema, tampoco encontró resistencia el anular y cuando comenzó a moverlos dentro de ella Sonia cerró los ojos disfrutando del placer que le estaba dando.

—Dante... más. Necesito más.

—Sí cariño, lo que tú quieras. Estoy para ti. Dime, ¿qué necesitas?

—A ti. Dentro.

—¿Dentro? —Dante sonreía arrogantemente desde arriba a la vez que aumentaba la velocidad con la que sus dedos se movían dentro de ella. Durante unos segundos Sonia no pudo responder, hasta que él redujo la velocidad aguardando su respuesta.

—Que me folles, joder. —Dijo por fin incorporándose para besarlo intensamente en los labios.

Y Dante cumplió sus deseos. Se deshicieron rápidamente de la ropa que le estorba torpemente y de un segundo a otro él estaba dentro de ella bombeando incansablemente. Sonia se aferraba a su marido con brazos y piernas, intentando mantenerlo lo más próximo a ella posible. Y finalmente explotó, nuevamente vergonzosamente rápido. Momentos después Dante se corrió dentro de ella.

Sus respiraciones poco a poco se normalizaron y Sonia se quedó muy confusa. Claro que había disfrutado, pero la situación no había sido la idónea. Todavía no sabía si creer a Dante y su madre acababa de morir. Ese último pensamiento la hizo sentirse mal. ¿Qué clase de persona era teniendo relaciones sexuales, rogando porque la follaran cuando su madre acababa de morir?

—¿Estás bien? —le preguntó Dante. Ella asintió sin querer hablar. —¿Te arrepientes?

Tardó un momento en responderle mientras reflexionaba. No se arrepentía, en cierto modo lo necesitaba, la había ayudado a sentirse reconfortada.

—No, pero no creo que haya sido el mejor momento. Mi madre acaba de morir y tú y yo no estamos en el mejor momento.

—Bueno, esto podemos tomarlo como nuestra reconciliación. —Le dijo acariciándole el hombro desnudo con los labios.

—No me parece la forma adecuada de arreglar las cosas. El otro día cuando ella me contestó a tú teléfono me quería morir.

—Ella no es nada para mi Sonia, ya te lo expliqué. Está fuera del piso. Si tu me lo pides mandó a alguien a queme el puto edificio entero si es necesario.

Saga Familia Gotti 7: Infierno (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora