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Capítulo diez.

||Dedicación: Valbrela ||

||Dedicación: Valbrela ||

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Narrador Omnisciente.

   La semana en el castillo de Arce fue tranquila, demasiado a decir verdad y eso hizo que todos bajaran sus defensas. Hera hacía paseos matutinos con Zeth para levantarse de la cama cada tanto. Su barriga había crecido de una manera rápida y sorprendente para todos en los últimos días, aunque no había indicio alguno de que el niño naciera ya mismo. No había hablado con su hermano mayor, no desde que la Bruja del Norte regresó de su casi muerte. Ella ni siquiera le dirigía la mirada porque le daba asco ver aquellos ojos y pensar que compartían la misma sangre, que compartía algo con la persona que le deseó la muerte a su hijo. Cristel ni siquiera se aparecía por los pasillos cuando Hera daba sus paseos, sin querer cruzarla. La reina no tenía intención alguna de hablar con ella tampoco. Así que pasaba del brazo de Zeth a la mano de Myles, quién andaba como muerto viviente por allí sin su mujer. Lizzie estaba con Jean, según la información que le brindaron a Hera. Le ayudaba con la preparación de los nuevos Insurgentes leales a la reina de Futuro. Hécate había aparecido y pidió muchas disculpas por dejar a Echo sola, sintiéndose culpable al respecto. Hades la abrazó con fuerza y le dijo que no había de qué preocuparse, que mientras ella estuviera bien, él lo estaría. Y ese abrazo le costó a Hera unas lágrimas esa misma noche.

   Hera tomó asiento con dificultad en su cama. Ya no era un simple abdomen abultado del que tendría que preocuparse por no golpear, ahora era una vida completa dentro de ella que podría nacer incluso en este mismo momento. Aunque ella no tenía la esperanza de que fuese ya mismo, ya que ha sido un embarazo difícil de llevar a cabo y cree que él o ella necesita más tiempo dentro de su mundo tranquilo, en paz, antes de salir al mundo real y ser azotado por algo totalmente terrible. Hera esperaba que su bebé pudiera vivir para siempre allí. Pero claramente, eso no ocurriría.

   La joven reina comenzó a respirar con rapidez, desfigurando su expresión en preocupación cuando sintió aquello.

—¡Myles! —gritó ella, desgarrando su pecho.

   El chico de verdes ojos entró a los aposentos de la reina en segundos, ya que custodiaba su puerta. Él la observó sentada en la cama y el pánico recorrió el pecho del espía con rapidez.

—¡¿Qué sucedió?! —exigió saber él, sin comprender.

   Hera se llevó una mano al vientre y una a la boca. Sus oscuros ojos se llenaron de lágrimas en menos tiempo del esperado y el miedo hizo que las palabras no salieran de su boca. Myles no supo qué hacer, así que asomó su cabeza por la puerta de la habitación y pidió por Echo en un grito más fuerte que el de la reina amiga suya. Acción siguiente, corrió hacia la cama de Hera en busca de saber qué sucedía. Tomó la mano en la boca de ella y la apretó, dándole confort. La llamó, la habló e incluso hizo señas hacia su persona para sacarla del estado de shock que parecía estar. Hasta que los pasos apurados se escucharon por el pasillo y Echo apareció tomada del brazo de Hades, Hera no reaccionó. Lo hizo nada más ver a la Bruja del Norte cruzar la puerta con desesperación. Los ojos cristalizados de la reina se movieron con desespero hacia la bruja, quién colocó sus manos por el abdomen de su amiga, buscando palpar algún bulto de más, algo que le indicara que algo iba mal en ese embarazo que ella tanto protegía...

Mayor Verdad © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora