—Nos están esperando.
Es la traducción que me da el rubio después de hablar con Soraya. Asiento ante sus palabras.
Soraya es la primera en salir de la habitación. Miro al rubio y me mueve la cabeza dándome a entender que es hora de emprender nuestro plan. Respiro lentamente y suelto el aire con pesadez, para después, salir detrás del rubio.
Me posiciono a su lado derecho mientras la musulmana nos guía a los aposentos de su mayor. En cuestión de minutos nos encontramos con el grande portón de madera, el cual, está vigilado por dos guardias con sus respectivas armas. Soraya les anuncia nuestra llegada, uno de ellos, el más alto, entra a la habitación para anunciar nuestra presencia.
En unos cortos segundos, regresa el hombre y anuncia que podemos entrar. El otro guardia, le ayuda abrir las pesadas puertas de madera. Soraya emprende camino, la sigo y detrás de mi viene Alek.
Un festín nos recibe. La música tradicional resuena en la grande habitación, varias mujeres con sus faldas de lentejuelas árabes, mueven las caderas al compás de la música haciendo sonar las monedas de la falda. Hay hombres quienes observan la danza mientras beben, otras mujeres reparten bebidas y comida en las resplandecientes charolas de plata.
Sin dejar de observar mi entorno, continúo siguiendo a Soraya. Al adentrarnos más a la habitación, tanto hombres, como mujeres logro captar su atención. El por qué, es simple; mi vestimenta y mis rasgos extranjeros.
Nos detenemos al encontramos con otro grupo de mujeres quien se interponen en nuestro camino y emprenden un baile demostrando la diversión que poseen. Molesta, Soraya les grita, ellas entienden y con fastidio las mujeres dejan de bailar y abren paso al camino.
Continuamos. En un momento me siento incomoda, siento una mirada en mí. Giro leventemente mi cabeza y me encuentro con un marroquí mirándome con morbo, «no estoy acostumbrada a llamar la atención.» En un movimiento, Alek se pega a mi y me rodea la cintura con delicadeza, sin llegarme a tocarme para mostrar protección.
—No temas, estoy aquí para protegerte.
Le agradezco con una ligera sonrisa.
La música no deja de sonar, las mujeres no paran de bailar y la celebración continua. Soraya detiene el paso, al instante Alek se aleja de mí.
Mi mirada se enfoca hacia el frente. Ante nosotros se encuentra un hombre moreno de penetrantes ojos azules y de rostro perfilado. Aquel extraño, está sereno y tranquilo bebiendo de su copa de oro mientras ve el espectáculo de las marroquís bailando a su alrededor.
Me quedo perpleja ante su atractivo.
Es un joven hombre, de ojos azulados, cejas profundas y por el color de su rostro tiene un tono canela. No veo el color de su cabello por el turbante que cubre su cabeza.
—Esperen —dice la mujer.
Soraya se aleja de nosotros y se encamina al atractivo hombre, quien, al percibirla deja su copa sobre la charola de plata que tiene en sus manos la joven mujer a su lado. El hombre de inmediato cambia su mirada de Soraya a nosotros.
Me congelo al hacer contacto con la azulada mirada. Sus ojos me analizan de pies a cabeza, para después pasar la mirada en la mujer mayor que nos trajo.
Farid se levanta de su trono, al instante, el hombre a su lado izquierdo se le acerca. Farid le dice algo inaudible para mí, el hombre armado detiene el baile con una profunda voz grave. Las alegres mujeres dejan de sacudir las caderas, la música no se detiene, pero es menos ruidoso.
Algunas personas fijan su mirada en Farid, quien a pasos lentos se acerca a mí, como si fuera un león asechando a su presa, el hombre alto no deja de mirarme fijamente a los ojos mientras, a pasos lentos, llega a mí. Por un momento me intimida.
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Falsa Identidad: Amores que hieren (2do libro)
Ficción GeneralLa comprensión es el primer paso para la aceptación y sólo aceptando se puede recuperarse. Yo he aceptado mi pasado, soy consciente de lo que fui y lo qué sucedió a pesar del doloroso y fatal destino que pasé. La vida me dio otra oportunidad para am...