(NOVELA ACTIVA)
El final de la estudiante de honor académico en Hogwarts, Hermione Jean Granger, dio un giro inesperado cuando abandona el ministerio a sus treinta y seis años y se presenta como profesora en el colegio Hogwarts de magia y hechicería...
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Léa Malfoy
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Jessie había sido seleccionada para Hufflepuff, en cambio Neit se encontraba con la serpiente en su uniforme, al igual que nosotros. A ella no le costó en absoluto adaptarse a su casa y a la gente, de hecho pareció hacerse amiga de una chica de su misma casa, incluso con nuestros amigos se llevaba bien, pero Neit no se llevaba con nadie directamente.
Me pregunté cómo alguien podía ser tan odioso.
—Por Merlín, está muy bueno— murmuró Anne al ver como el moreno de ojos verdes se encendía un cigarro a escondidas entre los muros del patio.
Rodé los ojos y Jessie a nuestro lado rio.
—Solo espera a intentar tener un mínimo de comunicación con él— dijo la castaña sonriendo de lado.
—Cuesta tanto creer que sois hermanos— murmuré, ella se encogió de hombros.
—Digamos que los dos fuimos distintos a la hora de sobrellevar la muerte de nuestro padre— dijo la chica en un tono de voz más suave, Anne y yo nos callamos pero ella sonrió dejando claro que estaba bien.
—Es difícil— confirmé, ella asintió.
—Bien dejemos de lado los temas tristes— dijo Anne y después entrelazó su brazo con el mío —Esta noche iremos a Hogsmeade y te lo enseñaremos, o más bien te enseñaremos el lugar donde ponen la mejor cerveza de mantequilla— le guiñó el ojo y Jessie rio.
—Me parece un buen plan— dijo y yo asentí.
A mi también me lo parecía pero había pensado en ir a ver a Hermione, desde ayer por la mañana que habíamos llegado no me la había cruzado ni sabía nada de ella y pensaba en hacerle una visita, así que supongo que eso tendría que esperar a cuando llegase, me sabía el camino de memoria así que...
Pasamos el rato juntas hasta que llegó con Brandon haciéndose notar desde lejos. Se reía fuerte mientras que Scorpius con los brazos cruzados se quejaba de algo, Albus rodó los ojos e ignoró al rubio.
—¿Qué ocurre?— pregunté, Brandon seguía sin poder contener su risa y Scorpius lo miraba molesto.
—No es gracioso –replicó Albus y después me miró con sus ojos azules intensos —Las escaleras iban a cambiar cuando yo iba a pisarlas y pues para no caer me he agarrado de Scorpius y...– no terminó de hablar, sus mejillas habían tomado un color carmesí, parecía muy avergonzado.
Brandon estalló en carcajadas al volver a recordarlo.
—Y no tenía mejor sitio que agarrarse que de los pantalones– dijo Brandon, aplaudiendo como si se tratase de una foca— Hasta los cuadros se han reído de sus calzoncillos pegados.
