𝟎𝟒| 𝙳'𝙰𝚛𝚝𝚊𝚐𝚗𝚊𝚗

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Era el cumpleaños de Tommy, y, como era de esperarse, se iba a celebrar con una pequeña fiesta. Billy y Saanvi no se habían vuelto a hablar desde aquel incidente; se ignoraban por completo, como si nunca se hubieran conocido. Saanvi había intentado convencer a Nancy para que la acompañara, pero Nancy, aún afectada por la muerte de Bárbara, se negó.

Saanvi no insistió, comprendiendo que ninguno de los que vivieron esa experiencia estaba del todo bien. Fue un evento que los marcó profundamente y que los seguiría afectando por el resto de sus vidas.

A pesar de sus dudas, Saanvi decidió no abandonar a su amigo Tommy en su cumpleaños número dieciocho. Al llegar a la fiesta, lo primero que vio fueron los ojos de Billy, rodeado de amigos y algunas chicas que trataban de coquetear con él. Saanvi sabía que Billy era muy atractivo y que podía tener a cualquiera a sus pies, incluida ella.

—¡Has llegado! —exclamó Tina, apareciendo de repente. Tomó de la mano a Saanvi y la llevó a beber unos tragos—. Tómalo todo —añadió, empinando un vaso lleno de alcohol amargo. Saanvi obedeció sin dudar, sintiendo el ardor del licor bajar por su garganta.

—¡Hey, Saanvi! —Darly apareció frente a ella, dándole un beso en la mejilla a modo de saludo—. Bailemos —dijo, tomándola de la mano sin importarle si ella quería o no. Saanvi se dejó llevar, intentando olvidar sus preocupaciones por un rato.

Después de un rato de bailar y beber, Darly se acercó a Saanvi lo más que pudo. Ella no estaba segura de lo que él intentaba hacer hasta que sus labios se juntaron, y por alguna razón, no se negó. Estaba ebria, y el mundo a su alrededor parecía girar lentamente.

Billy entró a la casa por más alcohol y la vio besándose con Darly. Sintió una punzada de celos que lo atravesó como un rayo. Sin pensarlo dos veces, la tomó del brazo y la llevó a su lado, su agarre firme y decidido.

—¿Cuál es tu problema? —preguntó Darly, molesta, su voz temblando ligeramente.

—Tú eres el problema —respondió Billy, dándole un pequeño empujón. Saanvi, enfadada por su actitud, se soltó de sus manos y trató de volver al lado de Darly, pero Billy la volvió a tomar.

No quería armar un escándalo, no otra vez. La llevó afuera con fuerza, pero ninguno de los presentes pudo evitar ver lo que estaba pasando.

El aire fresco de la noche golpeó el rostro de Saanvi, despejando un poco su mente. Miró a Billy con ojos llenos de confusión y rabia, mientras él la mantenía firmemente sujeta. La tensión entre ellos era palpable, una mezcla de emociones no resueltas que amenazaba con explotar en cualquier momento.

—¡Suéltame! Te dije que mantuvieras distancia conmigo —gritó Saanvi, su voz resonando con desesperación mientras se zafaba de las manos del rubio.

—Al diablo con tu distancia —respondió Hargrove, tomándola nuevamente del brazo con una firmeza que bordeaba la agresión. La terquedad de Saanvi era algo que le fascinaba, aunque también lo frustraba.

—¡Basta, Hargrove! —intervino Darly, su paciencia agotada. Estaba harto de que Billy siempre se entrometiera.

—¡Que siga la fiesta! ¡Que siga la fiesta! —gritó Tommy, intentando desviar la atención de los curiosos que se habían detenido a observar. Poco a poco, la multitud obedeció y volvió a la casa, como si nada hubiera pasado, dejando al trío solos en medio de la tensión creciente.

𝗠𝗶 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗔𝗺𝗼𝗿; Billy HargroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora