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Los jóvenes Osamu Dazai y Chūya Nakahara, se encontraban encerrados en la biblioteca de la escuela secundaria dónde asistían. Planeaban lo del asesinato, y no querían que nadie más resultara lastimado.

Debemos hacerlo sufrir, Chūya. No es para nada agradable que un viejo de cuarenta años abuse de un Omega de dieciséis y lo deje embarazado.

Dazai preparaba sus armas. Ni siquiera supo cómo logró meterlas a la escuela sin que checaran su mochila en la entrada. Chūya también traía sus propias armas, estaba dispuesto a ayudarlo, aun cuando apenas empezaban a conocerse.

Soy un Alfa, Dazai, pero odio cómo se comportan otros Alfas con los Omegas. Dime ¿Ese maldito te marcó?

Lo hizo. Por eso quiero matarlo. Al morir, mi marca desaparecerá y seré un Omega libre de nuevo, aunque no pienso hacer mi vida con ningún Alfa.

Hubo un silencio de segundos. Chūya sentía pena por su compañero de clase, era muy joven para pensar en ese tipo de cosas, ambos lo eran. Dieciocho años... Muchos chicos de su edad pensaban en los estudios, otros tantos, en el noviazgo, pero ellos ahora sólo querían hacer justicia propia por arruinarle la vida a un Omega inocente.

— Seguramente hay Alfas buenos que sí querrán hacer su vida contigo... ¿Por qué piensas que todo se arruinó, cuando aún somos jóvenes y tenemos una vida por delante y muy maravillosa?

Chūya quería animar de algún modo, pero el castaño estaba algo decaído desde la mañana. Guardó las armas de nuevo, y se sentó en uno de los escalones de la biblioteca, suspirando con cansancio.

— La tendrás tú. Eres un Alfa, eres atractivo y serás muy popular. ¿Quién en el mundo voltearía a ver a un chico Omega con un bebé, marcado y desafortunado?

— Yo. L-Lo que quiero decir... Puedes cambiar tu destino. ¿Te gustaría conocer a mamá? Claro, sin hablarle del bebé. Ella es psicóloga y puede ayudarte.

Dazai sonrió.

— Claro.

Dazai desconocía el hecho de que Kouyou no quisiera que Chūya aceptara ser cercano a él, por ser un Omega con un hijo. Creía que su nuevo amigo le pedía no llevar al bebé, para no hacerlo sentir incómodo.

— Aunque vaya a escuchar a tu mamá psicóloga, no se irá de mi mente la idea de asesinar a ese viejo. Será difícil, es el jefe de la Port Mafia, pero nosotros lo lograremos.

— No dudes de nuestras habilidades, Dazai.

🐤🐤🐤

La madre de Dazai se había estado sintiendo con más energía en los últimos días. Buscaba a Ryū por toda la casa, hasta encontrarlo en el patio, jugando con lodo.

— ¡Ryūnosuke Dazai! ¡¿Por qué te ensucias tan asqueroso?! Te pueden picar las hormigas.

El bebé azabache sonrió travieso, y talló sus mejillas con sus puños enlodados, ensuciándose aún más.

— ¡Abe-lita! ¿Jue-gash con-migo? ¿Jun-tosh?

— No, bebé. Ahora mismo te iré a dar un baño con mucho jabón. Eres una bola de tierra.

— ¡Nu! ¡Baño nu! ¡Nu agua!

🍃

Mientras tanto, en la sede de la Port Mafia, Mori recibió una visita de una de sus subordinadas, quien se encargaba de sus quehaceres diarios. 

— Jefe, es el tercer día que no toma un baño. ¿Debería preparar el agua a temperatura perfecta para usted?

— Hoy no me bañaré. Será otro día. Estaré de compras en la boutique con Elise-chan esta tarde.





¿Tortura o asesinato?

DAZAI Y SU PEQUEÑO RYŪ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora