1

17 0 0
                                    

Negro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Negro.

Siempre había sido el color favorito de __T/N__. No porque los influencers afirmaran que el negro era el color predeterminado de la alta costura entre ricos y famosos. Y, evidentemente, no era porque los memos de los fanáticos de la moda no dejaran de lanzar esa proverbial pregunta: ¿será el gris el nuevo negro?, ¿será el blanco el nuevo negro?, por Dios, ¿será el magenta el nuevo negro? No, __T/N__ adoraba el negro porque representaba la ausencia. La ausencia de color, la ausencia de luz, la ausencia de forma. En otras palabras, el negro no atraía ninguna atención. Era invisible. Y ese había sido siempre el deseo de __T/N__: ser invisible. Pero el negro que rodeaba a __T/N__ en aquel momento no era precisamente invisible. Era un negro de presencia. Pero ¿dónde estaba? Lo último que recordaba era que estaba bajando del autobús. Llovía y no llevaba paraguas para protegerse del aguacero, así que había terminado calada hasta los huesos en la carrera que se había pegado hasta la casa de Mitsuya. Al doblar la esquina, había visto su todoterreno saliendo de casa, con las luces traseras rojas centellando a través de una cortina de agua. Y luego... ... en un instante... ... oscuridad...

__T/N__ sintió una repentina punzada de miedo, desorientada por el vacío que la había engullido. Vagaba por el espacio, sola, sin estrellas que la guiaran.

¿Dónde estaría? Y, aún más importante, ¿dónde estaba Mitsuya?

—Estoy aquí, ¿no me ves?

Qué raro. __T/N__ no había dicho nada, pero Mitsuya había contestado de todas formas. Y eso no era lo más extraño: no veía a Mitsuya, pero notaba su presencia vagando a su lado en aquella peculiar negrura sin principio ni final.

No entendía nada. Lo más probable era que estuviera soñando, o eso pensaba. Un sueño raro de narices, sí, pero, como ocurría con la mayoría, cuando se estuviera lavando los dientes a la mañana siguiente ya se habría olvidado de aquella locura. Justo en ese instante, un punto de luz blanca atravesó la oscuridad, pero no era una luz cualquiera. Era radiante y purificadora, como mil soles de amor comprimido que la atraían, que la animaban a fundirse con ellos. A __T/N__ nunca le habían interesado demasiado las drogas, pero si esa era la sensación de ir puesta, estaba preparada para reconsiderarlo.

—¡Dios, qué preciosidad! —exclamó Mitsuya—. Vamos a acercarnos.

Así era Mitsuya, precipitándose siempre hacia lo desconocido en lugar de evitarlo. Con Mitsuya a su lado, __T/N__ tenía la sensación de que no podía pasarle nada malo, o eso era lo normal. Por eso estaba dispuesta a caminar hacia la luz con él. Pero entonces empezó a distinguir formas, borrosas e informes al principio. Sin embargo, a medida que se acercaba, el punto de luz ganó tamaño e intensidad, y vio la silueta traslúcida de su abuela Hana. Pero no tenía el mismo aspecto que cuando estaba sufriendo en la cama durante los últimos días de su vida. Retroiluminada como una estrella del rock, la abuela Hana estaba joven y vivaz.

—¡Tío Hiroki! —gritó Mitsuya.

—No —lo corrigió __T/N__—; es mi abuela Hana.

Por alguna razón, cada uno veía a un familiar fallecido distinto. ¿Qué sentido tenía?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 12, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¡𝔼𝕟𝕥𝕣𝕖 𝕝𝕒 𝕧𝕚𝕕𝕒 𝕪 𝕝𝕒 𝕞𝕦𝕖𝕣𝕥𝕖 ! ((𝕋/𝕟 𝕩 𝕄𝕚𝕥𝕤𝕦𝕪𝕒))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora