Capítulo 6

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Los días se volvieron más tranquilos para Takemichi, ya se había acostumbrado a las repentinas visiones que tenía en el día y solo soñaba cosas poco relevantes, como ver a Mikey queriendo que Draken lo cargue, a Baji intentando incendiar un auto o a Shinichiro hablando con un niño extranjero, a veces las cosas sucedían cuando él estaba o se enteraba al día siguiente de que su sueño se había cumplido, algunas veces incluso buscaba a sus amigos para ser partícipe de una loca hazaña que desatarían.

Pero en todo eso había algo que llamó la atención del niño con ojos azules, al inicio parecía algo absurdo, pero mientras más atención prestaba a su alrededor y a sus amigos, le parecía más evidente.

—¿No crees que Mikey-kun ha tomado cierta distancia conmigo? —preguntó acostado en su cama.

—¿Cómo la que tú tomaste conmigo? —atacó Takuya sentado a un lado.

—No me he alejado de ti.

—Solo has pasado bastante tiempo con tus otros amigos, lo sé y eso pasa con Mikey.

Takemichi observó al rubio, tenía razón; no podía estar todo el tiempo junto a Mikey aunque lo quisiera.

—Deja de pensar en él o creeré que te gusta y mejor ayúdame con la maqueta —su amigo le había lanzado una esfera de unicel que esquivó.

—Es para la próxima semana, aún hay tiempo —se quejó lanzándole la pelotita de vuelta.

—Luego tú eres el que parece más alterado, después no te quejes.

Takemichi y Takuya empezaron a jugar con sus materiales para después empezar a trabajar en la maqueta.

Sabía que había iniciado una brecha entre él y Mikey porque su amigo lo acaparaba gran parte del tiempo, incluso Takuya se llegó a quejar por ello; pero poco a poco lo fue soltando. Algo estaba cambiando.

Eran las seis de la mañana y Takemichi se levantó sudando y asustado, había soñado con una biblioteca, una casa incendiándose, dos chicos similares quemándose y un pelinegro corriendo entre las llamas, fue algo horrible de ver, incluso sintió el calor de las llamas devorarlo.

Al despertar completamente y anotar lo soñado, guardó en su mochila el diario en el que había escrito todas las cosas que soñó y se cumplieron, donde describía lo que veía en aquellas imágenes que pasaban por su cabeza, incluso lo que soñó hoy; después de la escuela fue directamente a la tienda de Shinichiro. 

El camino a la tienda de motocicletas del mayor de los Sano fue rápido, pero a él le pareció muy largo, antes le había dicho que podía acudir a él por cualquier cosa y realmente no sabía qué hacer, ya estaba claro que podía ver el futuro y lo que vio lo asustó. Después de todo seguía siendo un niño.

—¿Shinichiro-kun? —abrió la puerta despacio y llamó en voz baja mirando por todo el local.

—¿Takemichi? ¿Qué te trae por aquí? —preguntó el mayor en cuanto vio al pelinegro entrar, no era normal que fuera a la tienda y menos solo.

El niño al ver que no había nadie más que Shinichiro y el, suspiró esperando que el Sano llegue a creerle lo que contaría.

—Dijiste que... si necesitaba algo podía acudir a ti.

Shinichiro se sorprendió, Takemichi pidiendo ayuda de esa manera era algo extraño.

—Así es ¿necesitas algo?

—Supongamos que he tenido sueños raros algunas veces y hoy soñé con una casa en llamas…

El mayor lo miró descolocado y el niño no podía culparlo, Takemichi respiró profundo para calmarse.

No soy tan importante para Mikey-kunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora