XXVII

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En los días posteriores a su encuentro en la cafetería, Gojo cree que en cualquier momento recibirá la llamada de alguno de sus amigos diciendo que lo jodió todo, otra vez. Por suerte para él, los días pasaron y su pesadilla nunca aconteció, lo que lo hizo comenzar pensar que, quizá, los últimos meses estuvo viendo la situación desde el ángulo equivocado.

La conversación que mantuvieron de camino a la estación, aquella noche, no fue para nada memorable, ni mucho menos profunda, pero, a pesar de eso, fue suficiente para que Gojo se sorprendiera a sí mismo deseando poder mantener el contacto con él.

Si bien la principal razón por la que Gojo decidió mantener su distancia, y se contentaba con saber de él a través de lo que Haibara y Geto, decidían contarle, fue porque quería estar seguro de que Nanami se encontraba fuera de peligro antes de hacer cualquier movimiento; lo cierto era que también consideró el hecho de que tenía muchas cosas de sí mismo en las que necesitaba trabajar, antes de poder dirigir su atención hacia alguien más. Además, Nanami estaba sanando sus propias heridas (según Geto), e irrumpir en su vida no se sentía correcto en lo absoluto.

No obstante, Gojo se permitió hacer una pequeña excepción en el cumpleaños de Nanami: Aunque no se presentó a la fiesta que Choso organizó (porque sabía que no sería bienvenido), sí consiguió un regalo.

Por lo general, nunca escatimaba en gastos cuando se trataba de dar obsequios a sus amigos, y en especial no existía un límite monetario si tenía que de darle algo a Nanami, ese año había una terrible sombra con forma de reloj oscureciendo sus posibilidades, por ello, Gojo se vio obligado a intentar reducir sus opciones para regalos a cosas más sencillas, porque no quería arriesgarse a que su obsequio fuera malinterpretado, o que lo hiciera recordar momentos dolorosos que arruinaran su día.

Para su mala suerte, Gojo en realidad no sabía cómo medirse, y terminó comprando un montón de cosas que iban desde un par de calcetines, pasando por un traje de diseñador, hasta material de arte de alta gama, que hicieron que Geto casi se desmayara cuando le pidió ayuda para elegir de entre los objetos, eso que no fuera demasiado. Al final, Gojo consiguió que Geto lo ayudara a escoger y también que entregara su regalo, bajo la condición de que devolvería todo lo que no eligieran y la promesa de que no escribiría algo que pudiera molestar a Nanami.

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Nanami no era fanático de celebrar su cumpleaños. No le gustaba la atención, la mayoría de las veces tampoco le gustaban los regalos que recibía y tener que fingir que estaba agradecido era un verdadero suplicio. Lo único bueno que sus cumpleaños tuvieron alguna vez, fue lo que su madre cocinaba un platillo especial para él y también, cualquier sorpresa que Gojo hubiera organizado.

Ese año, en lugar de comida casera y planes sorpresa que parecían espontáneos, pero que en realidad fueron planeados con todo el cariño y paciencia del mundo, tendría una fiesta, o más bien, una pequeña reunión con sus amigos y otros conocidos a los que no veía desde hace un tiempo. Intentó decirle a Choso que no quería que organizaran nada, no obstante; cometió el error de hacerlo frente a Haibara, que estaba decidido a festejar por lo alto. Nanami comprendía que ellos quisieran celebrar que había sobrevivido otro año (en especial después de las semanas de incertidumbre que les hizo atravesar), la verdad era que habría preferido pasarlo como siempre.

Cerca de las siete, Geto paso a recoger a Nanami y Choso a la oficina, cuando llegaron al departamento, Haibara, Ieiri, a quien no veía desde hacía una eternidad, Iori (la nueva mejor amiga de Ieiri) y Charles, un amigo que hizo en su clase de arte, ya lo estaban esperando. Todos parecían demasiado alegres para el gusto de Nanami, pero esperaba que su mal humor empezara a desaparecer al poco rato.

You're Losing Me [GoNana][Jujutsu Kaisen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora