Con Astor seguimos en la sala de reuniones, cuando tocan la puerta. Mi hermano me mira con sus ojos firmes.
- Son los chicos. - anuncia. - Quieren presentarse. Y conocerte, oficialmente.
Pongo los ojos en blanco. - Lo conozco, Astor. - sentencio.
- Puede que tengas una idea vaga de sus caras, pero dudo que te sepas sus nombres. - y percibo el reproche en su voz. - Se han ofrecido para ayudarte a ponerte en forma, sin titubear un segundo. Y tú no sabes nada de ellos.
Tiene razón. No podría decir el nombre de ninguna de las personas que trabajan en el clan, y no solo eso, sino que además sus rostros me resultan tan ajenos. Es como si estuviera rodeado de desconocidos. Y odio esa sensación, sobre todo cuando solía ser alguien que sabía cada detalle de los que formaban parte de mi equipo.
Me doy una cachetada mental. Tengo que dejar de pensar así. Tengo que dejar de compararme con quien solía ser. Ese Izan ya no está, ahora solo me queda conocer al nuevo y dar lo mejor de mi para convertirme en el jefe que mi clan merece.
- Hazlos pasar. - digo con voz segura. - Yo también quiero conocerlos.
Astor asiente. - Pasen. - habla en voz alta. Desliza hacia mi unas carpetas. Las tomo. - Antes de marcharse le pedí a Novak que los investigara y armara un perfil de cada uno. Están sus datos personales, antecedentes, formación y habilidad.
La puerta se abre, y por ella entran seis muchachos jóvenes. Se paran uno al lado del otro y me observan con atención, así como yo a ellos. Tomo la primera carpeta y quedo sorprendido al leer el primer nombre.
- ¿Emiko? - hablo.
- Hola Izan. - oigo su voz, lo que me hace levantar mi vista y posarla en ella.
Ahora si que la reconozco. Su largo cabello negro, del mismo tono que esos penetrantes ojos rasgados. Esa piel tan blanca y lisa. Lleva una expresión firme, de pocos amigos, lo que me extraña ya que siempre tuvo una personalidad encantadora, así como su madre... Y en ese momento me invade el recuerdo. Ella murió hace cinco años atrás. Y yo ni siquiera fui capaz de ir al funeral, porque estaba muy ebrio para recordarlo.
Emiko Wen. La conozco desde que llegué al clan por primera vez, ella era una pequeña de cinco años, cuando yo ya tenía 17 años. Su padre es un empresario chino de gran renombre, quien gracias a él, pudieron establecer fuertes contactos con el lado asiático. Su madre, por otro lado, era la gran Elena Kozlova. Miembro del clan Markov, muy querida por todos.
- ¿Qué haces aquí? - pregunto, aún pasmado.
Se encoje de hombros. - Decidí unirme al clan. - responde sin darle mucha importancia.
Regreso mi vista a la carpeta y leo que Novak puso de ella.
*LA CONTROLADORA: Mandona. Cabezona. Temeraria. Analista. Perfeccionista. Protectora.
¿Protectora? - quedo confundido por esa definición, pero al distinguir una especie de "llamarada" que despierta mi atención, lo comprendo.
- ¿¡¡Y tú que rayos haces aquí!? - exclamo. - ¿¡Tú padre sabe!? - miro a mi hermano. - ¿Nikolai sabe? Porque va a matarte sino.
- Claro que sabe. - responde Astor.
- ¿¡Cómo rayos se le ha ocurrido decirte que si!? - sigo alterado.
- Mi padre no me niega nada, todavía menos desde que murió mamá. - menciona Larissa. - Además, es tanto mi legado como el tuyo. Soy una Markova. Línea directa.
- ¿¡Y eso que mierda importa!? ¿¡Qué no tienes como 12!?
- Tengo 19 tarado. - replica molesta.
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El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)
Romance*SPOILERS "HIJO DE LA MAFIA"* Izan Marshall ha tocado fondo, luego de perder aquello que más quería. Con el corazón roto y desmotivado cree que nada más volverá a producirle alguna clase de emoción, hasta que entra en su vida Atlas Hyun, el heredero...