Capítulo 11

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El camino de regreso fue silencioso, mas... no era incomodo, ni agradable, era como...el silencio de dos desconocidos concentrados en sus asuntos personales, y no querían romper ese silencio, estaban bien así, sin discutir.

Al llegar al palacio Sigrid solo se fue a otro lugar, y Poseidón ordeno a uno de sus sirvientes que avisaran del regreso de la pelirroja.

- Mi señor. – llamo proteo al rubio. – si me permite darle un consejo... ¿Qué tal si se intenta llevar mejor con la señorita Sigrid? – tenso la mandíbula al escuchar eso. – estoy enterado de que su relación no es la mejor, he presenciado sus discusiones, pero...-

- ¿Pero Qué? – demando saber, interrumpiendo las palabras de su sirviente.

- Están esperando un hijo. – completo – ¿no cree que sería más fácil sobrellevar todo esto si se llevan un poco mejor? -

No dijo nada y se fue, en esos momentos, en lo que menos quería pensar era en la pelirroja, ya había tenido suficiente de ella con la discusión reciente. Fue a su habitación y tomo un libro que tenía en un pequeño mueble, para después sentarse en una silla de terciopelo azul marino.

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Una hora... una vendita hora, ese fue el tiempo que paso intentando concentrarse y poder leer en paz, pero siempre leía la misma oración una y otra vez, rendido y frustrado, dejo el libro a un lado y se levantó de la silla. Tal vez caminar le ayudaría a despejar su mente, o al menos eso esperaba él.

ya era tarde, así que los pasillos se encontraban vacíos y silenciosos; por la falta de servidumbre transitando es ellos. Poseidón caminaba por estos, intentando despejar su mente, pero algo lo hizo detener su paso.

Ahí estaba ella, viendo las estrellas con una mirada serena, el rubio solo se quedó ahí, observando la espalda de la pelirroja la cual estaba sentada en el balaustre de aquel balcón.

- Sabes... hay un lugar. Es mi lugar favorito, ahí cada noche se pueden divisar auroras, seque no es muy impresionante, pero las que se pueden ver ahí, tienen algo que te hace querer verlas otra vez. – hablo la diosa, ya sabiendo quien se encontraba de tras de ella.

Sin decir nada, Poseidón se acercó, posando sus dos brazos en el balaustre y mirando hacia arriba.

- No conozco un punto fijo en donde se miren auroras cada noche. – hablo esta vez el rey de los océanos, mirando con detenimiento las estrellas.

- Supongo que te tendré que llevar a ese lugar en algún momento. –

Era la primera vez, ese momento era la primera vez en sus vidas, que no habían peleado a la primera palabra mencionada, algo que jamás creyeron que sucedería.

 Discretamente volteo la mira, así mirando de reojo a la pelirroja, la cual estaba demasiado concentrada disfrutando de la vista como para darse cuenta de la mirada de su acompañante.

- Sigrid... - llamo, esta solo respondió con un "hum" para que este prosiguiera. – no hace falta decir que no te soporto...- fue interrumpido por el suspiro cansado de la chica.

- ¿Por qué siempre tienes que arruinar momentos así? – pregunto cansada, pero sin despegar su vista de las estrellas.

- Es la primera vez que estamos juntos por tanto tiempo sin pelear. –

- Y lo tenías que arruinar con ese comentario. – Poseidón le dedico una mala mirada, pero decidió proseguir, volviendo su vista al frente.

- Esto no lo voy a decir por ti, si no por mi hijo. – aclaro – nunca voy a ser igual a mi hermano Zeus en ese término. – ante eso Sigrid puso cara de incredulidad.

- Si te has acostado con saber cuántas diosas y humanas. – comento, ella tampoco era inocente en esa área, pero no llegaba hasta el punto del rubio.

- Pero nunca las embarace, tu fuiste la primera... que suerte de mierda. – lo ultimó lo susurró con hastió, pero la pelirroja lo logro escuchar con suma claridad y ante eso solo torció una sonrisa, ella tampoco podía creer la mierda de suerte que tenía.

- Al punto Poseidón. – pidió, pues ya se estaba cansando de esa platica.

- Por el bebé...- hizo una pausa, meditando bien sus siguientes palabras. – intentemos llevarnos mejor. –

Sigrid lo miro con sorpresa, de todo lo que pudo haber imaginado que le diría... intentar llevarse bien no era una de ellas. 

Aunque si lo pensaba mejor, no era mala idea, no estaba muy segura de cuánto tiempo durarían sin pelar, pero valía intentar, además, llevaría más tranquilo su embarazo.

sonrió a la idea.

- Claro, por que no. – asintió – no sé cuánto duremos sin pelear, pero vale la pena intentar, además, no es como si pudiera divorciarme de ti. –

- Haría cualquier cosa para divorciarme. – la Nórdica rio con la boca cerrada por el comentario.

- Me iría antes de que me pudieras decir algo. – le siguió.

- Como me encantaría ya no tener verte caminar por mi palacio. –

- Adoraría ya no tener que verte más rubio oxigenado. –

- Es natural. – alego.

- Claro. – agrego alargando la "a" en modo de burla.

Después de eso, volvieron a mirar las estrellas en silencio, cualquier dios que hubiera estado presente en esa pequeña platica, esperaría atento y alerta que se desatara una batalla campal entre los dos Dioses, pues era bien sabido que cualquier platica entre ellos significaba pelea y muy pronto gritos e insultos entre los dos.

Pero ellos sabían que no pasaría eso, pues si, se habían molestando el uno al otro, pero esa había sido la plática más larga y entretenida que habían tenido entre ellos, sin peleas, sin gritos, sin insultos que los ofendieran, había sido una plática que jamás en su vida pensaron tener, y en esa misma, Sigrid se dio cuenta de algo, que al parecer Poseidón si tenía un lado amable oculto, y Poseidón se dio cuenta que Sigrid no era tan fastidiosa y patética, claro... no lo admitiría en voz alta.

Tal vez si tenían más de algo en común...

 "...solo les faltaba dejar el odio que dé tenían el uno al otro."


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"espero que les allá gustado, Feliz nocheeeeee:))"

Una Historia No ContadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora