7: Tú verás lo que te pierdes

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Maratón especial 50k 2/3

Pablo.

—¿Siempre que discutimos tenemos que acabar en la cama? —mi novia se tiró en la cama agotada después de haber estado encima de mí.

—Es necesario, si no no somos nosotros. Además es la mejor manera de solucionar los problemas y hacía tiempo que no nos veíamos —me tiré a su lado poniéndome mis bóxers.

—Que sepas que sigo molesta contigo —ahora se puso ella su ropa interior.

—¿Por qué?

—No me has traído comida china —me miró mal

—Pero si que te he traído comida sevillana —le guiñé un ojo señalándome. Ella se descojonó ante mi broma.

—Prefiero la comida china —frunció el ceño.

—Pues que mal gusto tienes, rubia —le despeiné un poco el pelo.

Jess se acomodó en la cama abrazándome.

—Lo siento por el numerito que te he montado antes, Pablo. Tengo que aprender a controlarme.

Me acerqué a ella y le di un pequeño beso en los labios.

—Te quiero —le dije volviéndola a besar, ella sonrió en medio del beso y luego pasó a acariciarme los abdominales.

—¿Qué tal te está yendo en los entrenamientos?

—Bien, aunque ya todos estamos pensando en el mundial.

—Te vas a morir del calor en Qatar, si aquí ya duermes en ropa interior, allí dormirás desnudo —bromeó.

—Dormiré contigo —guiñé el ojo.

—¿Conmigo? Pero si yo no puedo ir —rió.

—¿Cómo que no? Pero si mi entrenador es el padre de Sira. Claro que vas a venir.

—Ya, pero hasta que Sira no me diga nada —se alzó de hombros—. Bueno, estés donde estés te veré pero dedícame los goles que nunca lo haces —frunció el ceño.

—¿Cómo quieres que te los dedique? No sé hacer una puta jota con las manos —intenté hacerlo y ella se rió.

—Pues haz otra cosa, yo que sé. Sube a las gradas y ven a darme un beso. —seguía riéndose.

—¡Si hombre loca que me sacan amarilla! —exclamé.

—Te jodes —me dio un golpe en el brazo.

—Hala pues ya no te dedico nada —bromeé.

—Aprende a hacer una jota con las manos anda.

Mi móvil sonó indicando que me había llegado un mensaje y llamando la atención de ambos.

—¿No lo vas a ver?

—Paso, seguro que es el grupo de estos —dije refiriéndome a mis amigos—. Míralo tú si quieres.

Jessica estiró su brazo para coger mi móvil que estaba en la mesita de noche y miró el mensaje.

—Si, son ellos —rió—. Pedri pregunta que a qué hora es mañana el entrenamiento.

—Dile que a las diez, que está empanado el tío —rodé los ojos.

Mi novia puso mi contraseña y entró en whatsapp para contestarle.

—Pablo...

Le miré con curiosidad por el tono serio que había puesto. Ella estaba mirando mi móvil.

Debilidad | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora