-Te quiero -habían formulado sus labios, en un susurro casi inaudible.
Sus ojos se volvieron rojos, como el charco de sangre que se esparcía bajo su cabeza. Ésta se coagulaba y se tornaba negra, al igual que su mirada, cuando sus ojos miraron a un punto fijo y se volvieron inertes.
-¡Vuelve! -grité a todo pulmón- Por favor, ¡vuelve!
Mis lágrimas empezaron a caer por su rostro, ya sin vida.
Intenté gritar, pero mi voz no salía, ¿qué estaba pasando?
Ahora hace calor, mucha calor...Me desperté sudando y llorando.
Las gotas de sudor y mis lagrimas se juntaban bajando por la mejillas.
"No puedo, no puedo"
Lloré más fuerte. Tenía que llegar a la cocina para coger mis pastillas, pero no podía moverme, estaba presa del pánico.
"No tengas miedo, ahí afuera no habrá nada, nada, nada"
Encendí la luz y mis ojos se adaptaron poco a poco a ella.
La cama era baja, así que no habría nada debajo de esta.
Los armarios abiertos. Todo despejado.
La puerta.
La puerta estaba cerrada y no sabía que podría haber fuera.
"Jolene, joder, no va a haber nada."
Salí corriendo hacia la cocina, cogí mis pastillas y un vaso de agua y me metí, de nuevo corriendo, en la habitación.
Tan rápido fue el proceso que no me había dado cuenta de que todo el apartamento estaba iluminado.
¿Había dejado las luces encendidas?
Entonces una vibración sonó en el cuarto: el despertador.
Ya era de día.Abrí las persianas de mi cuarto y entré al cuarto de baño para tomar una ducha fría.
Me miré al espejo.
-Jolene, cálmate, ¿vale?, solo ha sido una pesadilla, solo ha sido... -me interrumpí a mi misma y una lágrima cayó de mi ojo- Solo una pesadilla -sollocé.
Metí la pasilla en la boca, y con ayuda del agua la tragué. Me adentré en la ducha y dejé que el agua fría me ayudase a olvidar... Al menos un poco.Estaba dirigiéndome al Café de Niall para desayunar con Alison. Habíamos quedado en unos minutos, pero así podría charlar un poco con Niall sobre lo del trabajo en la cafetería.
-Buenos días Jolene -escuché su voz detrás de mí.
-Hola Niall -sonreí-. No pediré todavía hasta que venga mi amiga, pero, ¿podrías mencionarle a tu jefe algo sobre el trabajo?, de verdad me interesa.
-Claro, cuando venga se lo diré, y si acepta te enseñaré los horario. Verás que rápido te acostumbras a estas calles.
Posteriormente se fue y esperé a que Alison llegara.Después de tener nuestro desayuno sobre la mesa empezamos a hablar sobre la asociación de su amiga, la psicóloga.
-Pues resulta que he hablado con ella y le he explicado la situación, y dice que por ella no hay ningún problema de enchufarte, pero hay que pagar. Poco, a decir verdad, pero se que el dinero no te da para mucho.
-Sobre eso... -comencé- Creo que voy a trabajar aquí, de camarera. Si finalmente está dispuesta a aceptar, puedo ir tirando un poco con lo que me dé el sueldo.
-Creo que te bastará -contestó-. Y dijo algo más... Esto... Si... -empezó a dudar y me reí.
Desde pequeña se le olvidan las cosas con mucha facilidad. Probablemente eso era lo que la caracterizaba.
-¿Y bien? -me burlé.
-¡Ah, sí! -chasqueó los dedos- Bueno, pues tienen que acceder a tu expediente, obviamente. Y me ha dicho que tú sólo tendrás que llevar lo básico, como el DNI y esas cosas. Lo demás... Se lo proporcionará el centro en el que estuviste...
-Oh, genial...
-Jolene -acarició mis manos sobre la mesa-. No debes preocuparte, ya lo sabes. Seguro que esto saldrá bien, ¿de acuerdo?
-De acuerdo- Asentí.Cuando llegó la hora de comer recibí un mensaje de Niall.
Le ha parecido muy interesante, ¡creo que estás dentro!
Sonreí y escribí
Eso es perfecto. ¿Trabajas esta noche?
Su mensaje tardó un poco en llegar.
No, saldré sobre las siete. ¿Has pensado algún plan?
Miré el folleto que había encontrado en la calle sobre un concierto de esa noche, de una banda tributo a Queen.
Bueno, ya sabes que tu y yo somos de gustos similares y hoy hay un concierto cerca... Tal vez se nos hará aburrido, ¿qué opinas?
Esta vez su mensaje llegó en seguida.
¿Aburrido?, ¡claro que no, Len! De hecho hace una temporada que no voy a uno y estoy fallando a mis principios como persona.
Me reí por su comentario y me pareció muy cálida y familiar la forma en la que había dicho mi nombre. Len. Jolene. Len.
Len, sí. Era bonito.
Noto tus ganas desde aquí, así que a las siete te veo.
Dejé mi teléfono sobre la mesa y fui a recoger el correo de hoy.
Había un sobre blanco.
Totalmente blanco.
Sin remitente, sin nada, blanco.
Lo agarré y dentro de éste había una especie de bulto.
Cuando abrí el sobre vi que se trataba de una piedra, una piedra que se me hacía muy familiar.
Corrí rápido a mi cuarto y abrí el cajón.
Efectivamente, era igual a la piedra que me habían regalado cuando estaba en el Centro de Ayuda.
Mi único regalo.
La piedra azul. La hermosa piedra azul.
Me dirigí de nuevo a la cocina, porque dentro del sobre no solo estaba la piedra. Abrí la carta y en esta estaba escrito un poema.
Dejé la carta en la mesa con mis manos temblando.
Ese fragmento venía de mi poema favorito, mi fallecida abuela me lo había enseñado cuando yo estaba en casa.
Se lo había recitado muchas veces a ella y a mi hermano, pues eran las únicas personas que amaba en el mundo.
Pero ellos ya no estaban.
¿Qué está pasando?
Miré aterrorizada toda la casa. Nadie podía saber lo que me caracterizaba este poema salvo ellos. Nadie.
Pastillas.
Necesitaba calmarme con unas pastillas.
Pero el cuerpo me temblaba, y las lágrimas caían. No por tristeza, si no por miedo.
Mucho miedo.Hoooola. Bueno, no es nada propio de mí subir dos días seguidos, pero os lo debía. Creo que esta es la parte en la que empieza la intriga. ( y en la que vosotras votáis la historia por un mundo mejor, ah)
Y bueno, no voy a subir así de rápido normalmente pero era para compensar el asco de capítulo que subí ayer.
Si queréis saberlo, el fragmento proviene de la canción In Bloom de Nirvana, mi canción favorita (Y de Jolene, por lo que se ve).
Muchas gracias a todas y seguid votando y comentando ☺️☺️☺️☺️ Osamo
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FILMS {Harry Styles, a.u}
Fiksi Penggemar"-Harry, ¿qué es esto? -pregunté abriendo el cajón de su mesilla, que se encontraba lleno de discos en cajas, lo que parecían ser películas. -¿El qué, amor? -dijo entrando en la habitación sin mirarme. -Cuantas películas tienes aquí... -dije y abrí...