MUERTE EN OCTUBRE 死 KOOKMIN

Parte única.

La humanidad había llegado a su fin. Todo lo maravilloso que alguna vez existió, murió lenta y trágicamente, fue técnicamente una muerte anunciada. Todos se disolvió como el agua entre las manos, la extinción era inminente y ni siquiera las personas que pensaron inocentemente que el dinero lo resolvería, sobrevivieron.

La tierra se marchitó por culpa del mismo ser humano, aquello era obvio, pero a las generaciones que sufrieron las consecuencias, les parecía absurdo como sus antepasados acabaron con todo simplemente por avaricia. Como era de esperarse, la muerte se llevó a cada persona que pisó la tierra. Su trabajo dependía de ello, pero sentía que jamás había sido tan agotador llevarse las vidas del resto.

En algún momento fue una persona, su nombre era Jeon Jungkook y falleció muy joven producto de una enfermedad sin nombre, con hambre y calor, postrado en una cama que se caía a pedazos. Tal vez fue lo triste de su muerte que hizo que los dioses se apiadaran de su alma. Le dieron el regalo de seguir con vida, si es que así podría llamarse, para llevarse a las almas de quienes estaban sufriendo en la tierra. Sucedió rápido, las personas morían en cantidades extraordinarias.

El trabajo de Jungkook era darles una muerte rápida, en paz, pero hacerlo tantas veces llevaba al agotamiento. Era un ser inmortal, su trabajo era un perdón silencioso por hacerlo pasar por tanto cuando estuvo con vida, y también un poco de suerte. Ahora no podía quejarse, lo que no significaba que fuese incapaz de sentirse cansado. En el momento que su trabajo se hizo más lento, fue que se dio cuenta como ya no quedaban seres humanos.

Comenzó a explorar los sitios donde quedaban las últimas personas con vida, habitaban en terrenos baldíos, lejos de los peligros, de la radiación y la civilización ya muerta. Estaban cerca de un río que apenas llevaba agua, el calor a veces era insoportable, lo mismo sucedía con el frío. Sentía pena por ellos, le recordaba a sus días donde todo parecía imposible de sobrellevar.

Jungkook entonces descubrió que le llamaba la atención uno de los humanos que vivían en ese pequeño grupo. Era un chico dulce que intentaba hacer lo posible por los demás. Estaba demasiado delgado, se le hundían las mejillas y llevaba unas ojeras profundas. Claramente era un ser humano tan miserable como el resto, había una razón por la que Jungkook estaba rondando cerca de ahí, y esa era su pronta muerte junto al resto del grupo. Pero el chico era distinto, él quería que sus amigos murieran en buenas condiciones, casi como si quisiera quitarle el papel a la mismísima muerte. Sostuvo la cabeza de un anciano que estaba en su grupo mientras agonizaba en la noche, le decía palabras dulces, lo consolaba mientras le comentaba que pronto estaría con la mujer que amaba.

Resultaba conmovedor verlo atendiendo a todos mientras morían, cuando él estaba más solo que nunca. La muerte aprendió su nombre, era Park Jimin, el chico que jamás le hizo daño al resto, quien solamente sabía de entregar sonrisas y palabras de apoyo. Tenía un cuerpo pequeño, pero era el más fuerte de todo ese grupo. Abrigó a las personas que se sentían morir de frío, bajó al río cuando alguien necesitaba de agua, y aun así sus esfuerzos fueron en vano, todo el grupo murió entre sus brazos.

Jimin no fue capaz de derramar lágrimas, había llorado demasiado, pero se acercó a un acantilado gritando con la poca fuerza que tenía, era el final para él y lo sabía.

Fue el momento donde Park Jimin se transformó en el último ser humano en la tierra. Jungkook se arrodilló frente a Jimin, sabía que éste no podía verle, pero quería estar a su lado en sus últimos días de vida, tal vez quitarle la culpa de encima, el dolor que sentía en todo su cuerpo. Necesitaba hacer algo por él, porque no sentía justo que acabase de esa manera cuando toda su vida fue un hombre ejemplar. Aun así, la muerte no podía tocarlo, porque en el momento que lo hiciera, Jimin moriría.