Adorable.

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Wei Ying lucía hermoso.
Pese a lo que el menor opinaba y creía, para él, lucía más hermoso que nunca.

Jamás pensó que tal belleza podría llegar a ser superada, pero Wei Ying en cinta era otra cosa.

El embarazo le sentaba tan bien.

Producto del peso ganado, los afilados rasgos de su rostro se habían vuelto más suaves. Mejillas más rellenas y siempre sonrojadas, gracias a los constantes bochornos que sufría.

Su cuerpo también experimentó drásticos cambios.

Aquel joven de atlética contextura había quedado atrás. Los músculos del abdomen se habían esfumado por completo para dar paso a una tierna pancita abultada. Wei Ying la había odiado los primeros meses. Cada vez que podía, expresaba su incomodidad.
Creía que no era atractivo para su esposo.

No sabía lo equivocado que estaba.

Con amor, Lan Zhan fue arrebatando todas las inseguridades respecto a su nuevo cuerpo.

- Desearía que te observaras con los mismos ojos que lo hago yo, mi Wei Ying - mencionó, con voz extremadamente suave y cargada de amor.

Había sorprendido a su pequeño esposo mirando con desagrado su nueva figura, frente al espejo.

- Eres tan bello - continúo hablándole tiernamente al oído, al tiempo que lo abrazaba por la espalda - jamás pensé que pudieras lucir aun más hermoso de lo que ya eras.

- Sólo mírate, mi amor - Las palabras eran pronunciadas a medida que abría lentamente las túnicas del Wei, descubriendo por completo la parte delantera de su cuerpo.

La suave piel quedaba expuesta en cada caricia. Con el caer de las prendas, aquella pancita reciente y que tanto incomodaba a su joven esposo, quedó en evidencia.

- Cómo puedes decir que luces horrible, cuando cargas a nuestro bebé en tu interior - las palabras eran dichas con tanto amor, no había un tono de molestia o reproche. Solo buscaba tranquilizarlo y que se sintiera seguro por la nueva apariencia.

- No me refiero a eso Lan Zhan. Es solo que... estás acostumbrado a otro cuerpo. Sé que te gusta mi figura y... yy así... así no creo poder gustarte. Es... tan raro verme así, de esta forma.

- Me gustas en todas tus facetas Wei Ying... y me haces el hombre más feliz del mundo en estos momentos

- ¡Laaaan Zhaaaan! Avísame cuando vayas a decir algo así - reprochó con lágrimas en los ojos - Estoy más sensible ahora y lloro por todo y por nada.

- Mi Wei Ying - dijo sonriendo, al tiempo que bajaba hasta la hermosa y pequeña pancita para depositar un sonoro beso.

❖︎

Comprendía a su esposo. Debía ser difícil para él asimilar tantos cambios físicos.

No solo estaba el detalle de su creciente vientre. El cuerpo de Wei Ying en general, estaba más delicado y blando. Pensar en eso le sacaba una sonrisa inmediata ¡y es que de verdad le encantaba como lucía!

Con el pasar de las semanas, iban apareciendo curvas donde antes no eran tan prominentes. Quizá estaba exagerando un poco al mimar en extremo a su esposo con dulces, pasteles y bocadillos. Wei Ying siempre le reclamaba que terminaría como una ballena, pero de igual forma terminaba por devorar todo lo que el Lan le ofrecía.

En fin, la hipocresía.

Debido a la ganancia de peso, las caderas estaban más anchas. Se sentían completamente diferentes al tacto. Antes, cuando lo acariciaba era común sentir la dureza del hueso pélvico. Ahora, no hacía nada más que sentir carne y grasita.

Cada vez que hacían el amor Lan WangJi pasaba minutos amasando y besando desde la cadera, hasta los muslos. Se sentia tan suave y blando al tacto.

El cambio era tan notorio, lo adoraba.
Amaba esta versión de Wei Ying más "llenito".

Su esposo solo lo dejaba disfrutar el momento. Le hacía feliz verlo tan entusiasmado con su nuevo cuerpo.

Previo al embarazo, la cintura y caderas de Wei Ying eran estrechas. Cercano al quinto mes, ambas áreas se fueron curvando. Casi toda la nueva grasita había ido a parar a la parte inferior de su cuerpo. Estaba distribuida de una manera tan... provocativa.

Se había vuelto adicto a los muslos de Wei Ying.

La cantidad de besos y caricias que recibía en estos eran proporcionales a las que recibía su pancita.

Un detalle divertido para el más joven.

Lan WangJi lo hacía sentir tan amado.

❖︎

Estaban en el octavo mes de embarazo.
Wei Ying se agotaba cada vez más, con lo más mínimo.
De la pequeña pancita, ya no quedaba nada. El pobre vientre de su esposo estaba enorme, apenas podía moverse y necesitaba ayuda para todo.

En esos momentos se encontraban en la cama. Wei Ying estaba tomando la habitual siesta de la tarde para recuperar energías.
Dormía apoyado sobre el pecho de Lan WangJi mientras éste repartía caricias por todo su rostro y cabello.

Lan Zhan podría estar horas así, disfrutando del íntimo y tranquilo momento.

Se sentía tan afortunado de tenerlo a su lado.

Ensimismado dentro de sus pensamientos, ni siquiera sintió que el cuerpo sobre él se movía suavemente. Wei Ying había despertado.

Unas orbes grises, se toparon con sus claros ojos.

- Buenos días, esposo - saludó en un hilo de voz. Lan Zhan correspondió el saludo con una sonrisa y un beso en la frente. El Wei sonrió ante el cariñoso gesto.

- ¿Puedo saber por qué me mirabas tanto? - preguntó el mas joven mientras buscaba quedar a la altura del otro rostro - no me iré a ningún lado. No con esta tremenda panza.

- Wei Ying... - sonrió divertido ante la ocurrencia - solo te contemplaba.

- Ah, ¿sí?

- Mn. Estás tan radiante - respondió al tiempo que abrazaba a su esposo por la cintura.

- Tú siempre diciéndome cosas bonitas, Lan Zhan. Parezco una vaca.

- Una vaca encantadora

- ¡Lan Zhaaaan! - reprochó con un infantil puchero en los labios. Lan Zhan solo le sonreía extasiado.

- Te amo, Wei Ying. Me haces muy feliz.

- Yo también te amo, esposo -  correspondió, dejando un suave beso sobre los labios del Lan.

Lan WangJi no podía ser más feliz.
Esperar durante tantos años a su amado, había valido la pena.

𝓐𝓭𝓸𝓻𝓪𝓫𝓵𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora