Epílogo.

3.3K 295 20
                                    

Ha pasado un mes de lo sucedido con Justin, desde entonces no he cruzado palabra con él. Muchas veces intentó hablar conmigo pero lo ignoré. Todos los días recibía sus llamadas y mensajes y yo no le contestaba. Kath y Willa me decían que debía hablar con él y darle una segunda oportunidad, y como yo soy muy terca y orgullosa no lo he hecho. Es sólo que tengo miedo de salir lastimada, otra vez. Hasta sus amigos me han dicho que se siente muy mal por lo que pasó y que él no fue quien inventó el rumor. Por una parte me siento mal y por otra prefiero dejar las cosas tal y como están.

Los dos estamos bien separados, bueno, por mi lado yo me siento bien. Admito que extraño esos días en los que me escapaba de clases para ir a “nuestro escondite” y besarnos hasta que se nos desgastaran los labios. También extraño sus besos, su sonrisa, sus ojos, su voz... Bien, tal vez extraño todo de él. Pero jamás en mi sano juicio lo admitiría. Sería como admitir que aún no me he olvidado de él. Y no, no me he olvidado por completo de Justin, no obstante, mi orgullo es más fuerte que yo.

Lo sé, soy una maldita orgullosa.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando la profesora de francés me regaña por no prestar atención a su clase. Le pido disculpas y hago el intento de poner atención a lo que dice, pero mi mente parece estar en otro mundo. En los últimos días he estado muy distraída.

Finalmente tocan el timbre y todos salen corriendo del salón, a excepción de mí. Recojo mis cosas, me levanto de mi asiento y cuando estoy a punto de salir, me encuentro a Justin parado en el marco de la puerta.

—Justin... —pronuncio su nombre casi sin aliento.

—Hola, Gigi —dice en voz baja, acercándose a mí—. ¿Podemos hablar un momento? Por favor.

Respiro hondo y asiento con la cabeza, dándome por vencida. Ya no tengo otra alternativa que escucharlo. Quizás así me deja en paz.

—Sí, claro —murmuro—. ¿De qué quieres hablar?

—De nosotros.

Se acerca más a mí, acuna mis mejillas y me mira fijamente, trago duro y me obligo a mirarlo a los ojos.

—No tenemos nada de qué hablar.

—Hay mucho de que hablar y ya hemos perdido mucho tiempo, ¿no crees que es hora de arreglar las cosas? —arquea una ceja—. Te extraño y te necesito, Gigi. ¿Tú no te sientes igual? Porque actúas como si yo no existiera.

—Ya me olvidé de ti —digo con un tono burlón muy fingido—. Creí haber sido muy clara contigo.

—Tus ojos mienten.

—¿Ahora eres psíquico o qué? —inquiero, bufando—. No molestes, Justin. Si no tienes nada más que decir...

Me interrumpe.

—Sí, hay algo más que tengo que decirte —lame sus labios. Las mariposas reaparecen en mi estómago. Retrocedo cuando intenta acercarse una vez más, pero choco con algunas sillas y finalmente quedo atrapada entre la pared y Justin—. Me gustas demasiado, Gigi. Y no quiero echar a perder lo que teníamos... Tienes que escucharme, es lo único que te pido.

—Bien, quiero escuchar tu excusa para tapar lo que hiciste.

—No fui yo quien inventó los rumores. Todo esto fue obra de Layla y Mikael.

—¿Mikael? —frunzo el ceño—. ¿Qué tiene que ver mi ex en todo esto? De Layla ya me lo esperaba, pero... ¿Mikael involucrado? No puedo creerlo.

—Aquí tengo la prueba.

Me pasa su celular y hay unas fotos de la conversación de Layla y Mikael donde hablan sobre inventar el rumor para que Justin y yo nos separemos. Al parecer ellos nos descubrieron y quisieron perjudicarnos.

En serio me gustas muchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora