01 El comienzo de todo

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"Vivir en Grecia es bonito" pensaba Atenas, hija de un arquelogó estadounidense que hace poco se había mudado a la ciudad de Atenas, igual que el nombre de su hija.





Su padre era el arqueologó en cargado de mantener bien cuidadas aquellas riunas del templo de Eros que se podía apreciarte a lo lejos desde su ventana.





—¿Comó sería conocer a Afrodita?—Era una pregunta repetitiva para mí.

—Atenas— Exclamó mi padre..

—¿Sucede algo?— Respondí.

—Hoy iremos a las ruinas, arreglate rápido— Dijo mi padre para después salir de mi habitación.





Comenzé a cambiar la pijama que tenía puesta por una ropa comodá para ir a las ruinas de templo, al terminar ambos salimos en dirección al templo del dios Eros, el viaje no se hacía más de 10 minutos de nuestra casa a las ruinas del templo todo cuandó llegamos todo estaban en silencio. No había turistas lo cuál era muy extraño ya que este templo era casi una maravilla del mundo como la Acrópolis de la cuidad.





—¿Por que no hay turistas?— Pregunté confundida.

—No lo sé Atenas— El también estaba confundido. —Quedaté aquí Atenas, iré a la entrada— Dijo dandomé una sonrisa para después irse.





Tal vez debí hacerle caso a mi padre, pero no lo hize.





Como el templo estaba en reconstrucción era algo complicado estar ahí ya que casi todo estaba clausurado.





—Ahora entiendo por que no hay turistas— Dije para mi misma.





Caminé apróximadamente 3 pasos solo para llegar a unas escaleras las cuáles me llevaban hacía lo subterráneo del templo





—No recuerdó que haya escaleras— Dijé.





Prendí la luz de mi celular y me adentre en las escaleras llendo hacía abajó solo para llegar a un lugar un poco peculiar.





—¿Qué es este lugar?— Me pregunté.





Mire a mi alrededor y pude divisar una palanca la cuál me dío curiosidad por saber que activaba, por su aspecto parecía ser antigua ya que en la punta tenia una escultura de piedra con la cara tallada del dios Eros a mi parecer, aunque pensé que era de la reconstrucción así que decidí activarla.





Al activarla me alejé un poco de ella quedando en la centro de aquel lugar, de pronto un circúlo se formo en el piso y se empezó a undir.





—¡Papá— Grité desesperada.

—¡¿Atenas?!— Gritó mi padre igualmente desesperado.

—¡Aquí abajo!— Volví a gritar pero cada vez descendía más rápido.

—¡Atenas!— Ví a mi padre pero ya estaba muy abajo como para que pudiera ayudarme.





Cuándo al final se detuvo de descender, todo estaba oscuro, tome mi celular y intente llamar a mi padre pero era inutíl, no había señal, comenzé a llorar desesperadamente buscando una salida pero no la encontraba y al poco tiempo me quedé dormida.

El amor de ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora