El grupo llegó a la casa Madrigal y mientras Julieta, Agustín, Félix, Antonio y Luisa entraban en la cocina, Bruno, Camilo, Mariano, que llevaba cargado en brazos a Arturo y Lucas se quedaron en la entrada.
—Perdona, Lucas, ¿te importa sujetar al chico?, voy a ver que tal esta mi hijo y mi señora.
Lucas miró al hombre y con expresión tranquila dijo que no había ningún problema, Arturo al escuchar las palabras de Mariano sintió como su miedo crecía mucho mas.
—Pu-puedo quedarme en el suelo... —intentó pedir Arturo.
—De eso nada, yo te dejo en brazos de Lucas, que esta fuerte el muchacho y así no te haces daño en la pierna —dijo Mariano mientras dejaba a Arturo en los brazos del joven.
—Pe-pe-pero...
El Guzmán subió las escaleras y se perdió por el segundo piso, mientras que Bruno y Camilo entraban en la cocina dejando solos a Lucas y Arturo en el recibidor. Arturo tardó en darse cuanta que se habían quedado solos, comenzó a temblar, con movimientos lentos giró la cabeza para mirar la cara del pelinegro. Este miraba a todas partes buscando a Camilo y Bruno que se habían ido sin decir nada.
—Parece que nos han dejado solos... —dijo Lucas con una media sonrisa.
—M-me puedes dejar en el suelo... de verdad.
—No, que no quiero que te hagas mas daño... a saber que te habrá pasado —decía Lucas mientras lo acomodaba mejor a él y lo miraba con ojos fraternales.
Arturo pensaba que estaba jugando con él, o que no quería dejar salir su autentica cara delante de los Madrigal, pero seguía teniendo miedo, no sabía que le podría hacer. Decidió quedarse callado.
—Que no te de vergüenza eh... que yo no me como a nadie —reía Lucas —a no ser que me lo pidan... —le guiñó un ojo.
Arturo se río nervioso, no quería ofenderlo por si le hacia algo, pero seguía sin decir nada.
—Oye, que poco pesas... ¿comes bien? —le preguntó Lucas.
Arturo cada vez se ponía mas nervioso, ¿Qué pretendía con esas preguntas?, pensó el chico de piel oscura mientras intentaba moverse un poco, y en uno de esos movimientos casi se escurre de los brazos del chico y al notar que se caía alargó los brazos y rodeó el cuello del pelinegro.
—Si lo que querías era abrazarme me lo hubieses dicho hombre... —rio Lucas mientras balanceaba a Arturo como si fuese un niño pequeño para calmarle.
Arturo se separó al darse cuenta de lo que había hecho.
—Perdón.
—No te disculpes.
Arturo miró fijamente al chico, era incapaz de ver por ningún lado aquella mirada o aquella expresión de la noche anterior, ahora era todo lo contrario, no daba miedo, sus ojos transmitían tranquilidad y calor, ahora se pudo dar cuenta del comentario que hizo Camilo la otra vez. Si, el chico era bastante guapo, pero seguía teniendo miedo.
—Ya estoy aquí, perdona, pero no tenia nada en la despensa —dijo Julieta que apareció con un buñuelo en la mano.
Arturo lo agarró y se lo llevó a la boca sin pensarlo, y acto seguido sintió que su dolor de cabeza y pierna desaparecía.
—Muchas gracias, señora Julieta.
Lucas dejó ahora en el suelo al chico de piel oscura, este lo miró, dudó por un momento, pero estando Julieta presente debía hacerlo.
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El Camaleón que no Podía Cambiar de Color (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceHa pasado una semana desde que Bruno sufrió el fatídico accidente. Desde entonces lo ha pasado en cama, inconsciente, tiene varias costillas rotas, al igual que un brazo y las dos piernas, algo fácil de arreglar en cuanto despierte, pero no parece q...