Capítulo 30: Los consejos de Knuckles.

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Viernes.

Luego de haber acompañado a Tails hasta su casa como lo había estado haciendo últimamente después de la escuela, Knuckles se dirigió hasta el centro comercial.

Sonic le había dicho que quería verlo, y no iba a negarse a su petición. Al llegar, lo encontró justo en la entrada al establecimiento.

—Hola, Knux.— Saludó el erizo.

—¡Sonic! Aquí estás, me alegra verte, bro.— Saludó de vuelta, chocando los puños con su mejor amigo —¿Por qué me llamaste?

—Pues, falta solo un día para la gran fiesta, tú sabes.— Dijo, dándole un golpe con su codo —Y ni tú ni yo tenemos nuestros trajes de gala. Por eso te llamé, para que compremos unos.

—Creí que me invitarías unas hamburguesas.— Expresó con tristeza.

—Podemos ir a comer después si eso quieres.— Ofreció, y una sonrisa se dibujó en el rostro de su amigo fortachón —En fin, ¿ya tienes pareja para el baile?

—No en realidad, ¿y tú?

—Tampoco, pero... Tengo a alguien en mente a quien pedírselo.

—¿Yo?

—¿Qué? No, Tails.

El equidna jadeó, apuntándolo de forma acusatoria con un dedo.

—¡Así que sí es tu novia después de todo!— Exclamó, llamando la atención de algunos mobians que pasaban cerca de ahí.

—Oye, no hables tan alto, ¿quieres?— Pidió Sonic, quien se encontraba ligeramente ruborizado.

—Oh, viejo, yo lo sabía desde el principio.— Sin embargo, fue olímpicamente ignorado por su mejor amigo —Y tú que lo negabas.

—Sí, sí, como sea.— Le restó importancia, acercándose un poco más para que el equidna lo escuchara mejor —Escúchame, no somos novios, pero tengo planes de pedirle que lo seamos... Mañana por la noche.

—¡¿Mañana por la noche?!

—¡Shh!— El cobalto tapó la boca de su amigo, observó en todas direcciones para asegurarse de que nadie los había escuchado y luego volvió a ver al rojizo —¡Sí, mañana por la noche! Por favor, ya deja de gritar.

—Lo siento, Sonic.

—Hablando de Tails, has estado cuidándola como te lo pedí, ¿cierto?

—Por supuesto que sí, jamás te fallaría.

—Gracias, amigo.

Ambos amigos caminaron un poco por el lugar hasta llegar a la misma tienda de ropa que Knuckles había visitado con anterioridad, solo que esta vez, sí entró. Juntos, se dirigieron a la sección de trajes.

—Que elegancia la de Francia.— Dijo el rojizo acercándose a ver las elegantes prendas.

—Me pregunto cuál de estos le gustará más a Tails...— Dijo en voz baja el cobalto mientras inspeccionaba.

—¿Qué?

—Nada, nada.— Dijo, sacando uno de la pechera y mostrándoselo a su amigo —¿Qué opinas de este?

—No parece ser de mi talla.

—Es para mí, Knux.

—¡Oh! Pues, el negro te viene bien.

—Iré a probármelo.

Sonic entró en el probador más cercano, se quitó sus ropas y vistió el traje. Odiaba usar corbata y pantalones ajustados, pero realmente quería causar una buena impresión a Tails.

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