Amor en tiempos de guerra

Hay que ponerle fin a esto e iniciar nuestro capítulo.

Se que canónicamente Wei Wuxian era más bajo que Lan Wangji por solo unos centímetros, pero me gusta mucho cuando nuestro pequeño solecito puede recargar cómodamente su cabeza en el pecho de nuestra nubecita sin agacharse.

Sorry not sorry (o˘◡˘o).

.

.

Nie Mingjue estaba cansado, sinceramente agotado después de todas las batallas que habían tenido en ese mes. Por mucho que le costará admitirlo realmente se sentía la falta de Wei Wuxian durante las batallas. Incluso si el jóven no podía estar en todas y cada una, en las que podía estar era una gran ayuda.

Pero su cansancio no solo radicaba en la repentina desaparición de Wei Wuxian sino que también la de Lan Wangji. Los dos eran sus guerreros más fuertes y haberlos perdido al mismo tiempo solo le complicaba las cosas. Pero para sorpresa de muchos, incluso de la suya, su hermanito había salido de las sombras y había estado ayudando a hacer varias estrategias para mejorar el rendimiento de todos en las batallas para desperdiciar lo mínimo de sus recursos, léase los talismanes de Wei Wuxian, y que sean más cortas colocando un escuadrón de apoyo en caso de que las cosas se compliquen para hacer una pinza en los Wen y que se vean rodeados.

Sinceramente había aminorado su carga y todo acababa más rápido sin tantas muertes de ambos bandos. El único problema es que tenían más prisioneros de los que podían vigilar en su pequeño campamento, pero tal parecía el bastardo de Jin Guangshan era lo único que estaba dispuesto a hacer pues se había visto bastante animado cuando se ofreció a resguardar a los Wen capturados.

No tenía suficiente espacio para preocuparse por eso en ese momento, ya después vería cómo se las arregla. Ese era un problema para el Mingjue del futuro.

Justo cuando estaba dispuesto a quitarse sus botas y descansar cinco minutos en su cama Lan Xichen entró casi corriendo a su tienda, asustándolo en el proceso.

–Wangji regresó con el jóven Wei, nos necesitan urgentemente–y se volvió a ir dejando que la tela que servía como puerta se columpiara.

No necesitaba más, pero si tomó más aire tratando de calmarse. De verdad, los Lan y sus entradas dramáticas. Para ser una Secta tan tranquila si que sabían causar una conmoción.

Tal vez esos dulces cinco minutos de descanso podrían ser después.

.

.

Si era sincero Wei Wuxian hubiera preferido actuar con su plan sin las políticas que envolvían a las Sectas, más rápido y sin tanto escándalo por personas que solo complicaban las cosas.

Lo bueno es que su esposo era más agudo con las políticas, pero no era muy bueno expresando sus pensamientos, y ahí era donde él entraba. De verdad hacían una pareja de ensueño, y ese pensamiento solo lo hizo sonreír más.

Cuando entraron en el campamento con una figura encapuchada habían atraído varias miradas, que si bien trataron de ser discretas él las había sentido quemando su nuca. Tal vez, en un escenario ingenuo, habría pensando que las miradas se debían a su reaparición después de tanto tiempo, pero sabía que se debía a otra cosa, y era la mano de Lan Zhan sobre su cintura. No sería tan impactante si hubieran sido otras personas, pero siendo ellos dos quienes eran y los chismes que habían estado revoloteando por todo el lugar desde la noche que se había abierto por primera vez a Lan Zhan...es como si hubieran hecho un cartel exponiendo su relación.

–¡WEI WUXIAN!–el grito acompañado con un sonido eléctrico delataban a la persona que se acercaba a los dos con pasos duros.

Definitivamente no extrañaba eso y para evitar más escándalo solo se apegó más a su esposo dejando que su cabeza se ocultara en el pecho ajeno mientras jugueteaba entre sus dedos con la cinta que colgaba sobre su hombro. La mano sobre su cintura se apretó más, como si estuviera reafirmando su presencia y cubriendo parte de su cuerpo con las mangas blancas alargadas.