La arena rojiza comenzó a dispersarse, de la nada estaban en uno de los grandes salones del palacio, el castaño miro a todos lados había algo diferente, cuando quiso decir algo una voz se escuchó, era de un niño.
Dazai miro de dónde provenía esa voz notando como una versión suya pequeña corría a toda prisa, a algún lugar deteniéndose un momento para respirar correctamente después de haber corrido.
—Deben de estar por aquí cerca...
El pequeño miró a todos lados sin saber a dónde ir, algunos sirvientes que pasaban por su lado, murmuraban cosas nada agradables, además de mirarlo con algo de asco, el pequeño los escuchaba más nunca dijo nada, para él esto era cotidiano, iba a seguir su camino hasta que sintió como alguien le empujaba y caía fuertemente al suelo. Podían escucharse unas risas. Solía pasar mucho esos meses desde la muerte de su madre. Aunque aún si está vivía siempre fue tratado peor que un esclavo.
El castaño suspiro y se levantó corriendo a uno de los jardines. El castaño mayor apretó sus manos recordaba esas humillaciones, es lo que más odiaba de su infancia.
El escenario cambió a uno de los jardines principales, el pequeño se dejó caer cerca de la fuente que había en el sitio, ocultando su rostro. Escucho unos pasos acercarse más los ignoro hasta que sintió una mano tocar levemente su hombro.
Miro de quién se trataba encontrándose con unos hermosos ojos azules.
— ¿Se encuentra bien?
—Yo... Te dije que tenías prohibido venir a este lado del palacio.
—Es que lo vi correr y me preocupe.
—No deberías preocuparte por alguien como yo, soy un una calamidad... Un mal augurio no debe ser interés de nadie.
—Pero usted es el hijo de un dios, y el próximo sultán, merece respeto.
—Díselo a todo mundo.
El otro joven le miro por unos momentos y se alejó un poco, el castaño le miró sin entender, hasta que vio al otro chico tomar aire y gritar.
—¡¡El joven amo Osamu Dazai es el próximo sultán y merece el mejor trato posible!!
El castaño se avergonzó y se acercó a él cubriendo su boca, estaba muy sonrojado.
— ¿¡Que te pasa!?
—Pemdue tudu digo qjdjd lo diabe —hablo como pudo.
— ¿Qué?
Retiro la mano del contrario y soltó una pequeña risa negando levemente.
—Que usted me dijo que se los dijera y eso hice.
—Estás loco Nakahara.
—Suelen decírmelo muy seguido —Sonríe dulcemente— padre decía que suelo ser un cielo.
ESTÁS LEYENDO
Noches en Arabia
FanfictionDéjenme contarles una historia, pero no una cualquiera,si no una que se sitúa en las más calorosas y peligrosas arenas del desierto, donde en un descuido, puedes perderte, entre todo aquel lugar un reino había, donde el sultán era muy bien respetado...