EPILOGO

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El tiempo corre de la misma forma en que un recogepelotas se apresura a tomar una pelota.

La pelota vuela del mismo modo que las cosas en la vida de una persona suceden.

Una raqueta tiene rayas para responder porque somos capaces de reaccionar a la vida.

Quienes juegan en una cancha conocen lo que es practicar para ser mejor cada día.

Los sets son espacios de tiempo en que tomamos descansos, en que subimos o bajamos sintiendo esas heridas, ese cansancio, ese jadeo.

El tenis es un deporte individual que permite las relaciones interpersonales justo después de cada juego. Es un juego elegante, en el que se destacan distintas virtudes como la honestidad.

Siendo honesta...

Lo he ido a ver jugar muchas veces. Hay días en que sale en televisión con esa sonrisa tan característica de él, con ese corte de cabello que suele llevarse el viento y ese movimiento en su muñeca que permite darle puntos.

He escuchado su nombre en las calles de Londres, hablan demasiadas cosas sobre como logra avanzar en el ranking. Ha llegado a ser el primer lugar y tan solo tiene veintidós años.

Está logrando todo lo que alguna vez soñó, todos esos sueños que me contaban antes de irme a dormir, esos planes que soltaba de la nada. Está lográndolo y lo estoy viendo.

Quizás no esté a su lado, puede que le haya mentido sobre que nunca le dejaría, pero siempre va a ser mi primer amor, el primer chico del que me enamore de una manera tan espontanea, tan rápida, tan fugaz. Siempre será ese amor que le contare a mis nietos, a mis hijos, a algunos jóvenes que se sienten en las bancas cuando este muy vieja.

Se ha puesto más guapo, ha ejercitado más, ahora habla dos idiomas y esta valorizado en miles de euros. Está arrasando en cada campeonato convirtiéndose en el más joven en lograr puntuaciones solitarias.

Durante estos dos años fui a ver la raqueta en el museo que me indicaron. Resulto que estaba en Londres, así que fue sencillo encontrar su ubicación. También aproveche en ver algunos partidos en Wimbledon donde mucha gente me conoce por diseñar departamentos pequeños que se adapten a familias de muchos miembros.

Voy a cumplir veintiún años en enero, y me quedan tres años para graduarme, pero las practicas están ayudando muchísimo.

No he salido con nadie desde Chase, no me he permitido conocer a nadie porque quiero ir despacio. Quiero aprender a conocerme, a saber, quien soy, lo que quiero hacer y todo lo que me involucre a mí. Quiero encontrarme de algún modo que no pueda soltarme nunca más.

Creo que me va bien.

No volví a la ciudad, mis padres se mudaron junto a mis hermanos a Londres. Aquí estamos terminando de pagar una casa, cada quien tiene su habitación como siempre y mis padres han puesto un negocio donde venden cosas de segunda mano que remodelan.

Hunter está estudiando ingeniería en una universidad pública al este de Londres.

Kashton se graduará de la secundaria este año.

Josiah continúa jugando videojuegos y es más que bueno, ha ganado una competencia.

Mis amigos no han cambiado en nada. Seguimos hablando, hasta tenemos un grupo de chat por donde compartimos nuestros logros y luego festejemos con una copa de vino mientras nos vemos por las cámaras.

Edison conoció a una chica por internet, tuvieron un bebe y ella lo dejo.

Gustav se mudó a España en donde trabaja como mesero.

Gab está estudiando en la universidad de la costa, va a ser profesora de jardín de niños.

Marie y Susie se comprometieron, la boda será en un año.

Frank se unió al club de los Hampton donde hace de las suyas.

Bruce continúa ayudando a su padre en la carpintería, ahora cuentan con una página en la que hacen pedidos nacionales.

Nancy cambio de universidad, Paris es su próximo destino en dos semanas.

Jules perdió a su padre, su familia fue a la quiebra y ahora está tratando de levantar el imperio por su cuenta.

Es parte de la vida tener errores, tener bajones, sentirse triste después de haber consumido demasiada sal porque el doctor dijo que sería dañino para la salud. Pero aquí estoy, aun aprendiendo a vivir y leyendo mi receta médica mientras termino de trabajar en mi nuevo taller.

—Disculpa, ¿usted es Roselyn?

—Así es.

—¿Podrías diseñar mi casa? Tiene unos cuantos pisos, piscina, garaje, ascensor, dos patios, la parrilla, seis habitaciones, ocho baños, ya sabes, cosas básicas.

—Claro que sí, no se preocupe.

—Hablare con mi arquitecto, le diré que... oh, ¿cuál es el nombre de tu negocio?

—La chica del teléfono rojo.

La chica del teléfono rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora