Capítulo 10

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Alex se quedó paralizada ante la reacción de su prometida, pero entonces se volvió furiosa hacia la mujer que había llegado tan inoportunamente.

—¿Estás loca Melany? —preguntó.

—Sí, loca por ti querida —dijo acercándose a ella—. Solo pienso en aquel día que te tuve entre mis piernas —le tocó el pecho con su avariciosa mano, pero ella se apartó.

—No lo hagas, no me toques o te aseguro que serás la primera mujer a quien golpee, te lo garantizo. Lo nuestro, si es que algo ocurrió, de lo cual no estoy segura porque estaba muy borracha, se terminó. —Comentó furiosamente —. Nunca quise enredarme contigo y aprovechaste mi estado de embriaguez y mi confusión ante la idea de casarme con una mocosa. Te aprovechaste de la situación ¿no es así?

La mujer lo miró con sus ojos color miel. Percibía su furia contenida. Era toda una belleza, lástima que no lo hubiese comprobado en su cama.

—No me arrepiento de lo que hice, pero, ¿y tú? ¿Tan horrible es tu prometida que ya te has buscado una sustituta para que ocupe su lugar en tu cama? Y a todo esto, porque no viniste a mí... —deslizó un dedo por su mejilla —, yo mejor que nadie sé lo que te podría gustar.

—No sabes lo que estás diciendo —la agarró por las muñecas—, y si se te ocurre volver a decir ante mi prometida lo que crees que ocurrió, juro por lo más sagrado que le cuento a tu esposo la clase de mujer que tiene, a lo que te dedicas cada vez que él está de viaje. Estoy segura que le encantará saberlo.

El rostro de la mujer palideció.

—No serías capaz —contestó muy seria.

—No me tientes, y ahora, déjame en paz —la empujó y estuvo a punto de sentarla sobre su tierno trasero en la hierba—. Voy a ver como puedo arreglar el estropicio que has creado. Si no me caso con ella, tendré que salir del país como una vulgar criminal por desafiar a la corona.

Dicho esto, Alex se volvió, sujetó por las bridas ambas monturas, y comenzó a andar hacia la casa. Tenía la esperanza de alcanzarla.

Piper estaba en esos momentos cruzando la casa alquilada por sus dos hermanos. La vivienda era propiedad de los Vause, y estaba muy cerca de la casa de su prometida.

Como Alex no la encontraba, sujetó el caballo de ella por la brida, se subió al propio y se dirigió hacia la casa.

Piper estaba en tal estado de nervios que Caleb tuvo que bajarla del caballo y llevarla en brazos hasta el interior de la casa. Ella lloraba sobre su hombro, se sentía humillada porque se había dejado besar y acariciar por una libertina. Tenía grabadas a fuego las palabras de la mujer.

—Daniel, Daniel —vociferó Caleb llevando en brazos a su hermana.

Se oyeron unas rápidas pisadas como si alguien se acercara corriendo al origen de los gritos.

—Maldito seas, cuantas veces te he dicho que no es necesario que grites en una casa como esta, que esto no se parece en nada a un maldito fuerte. No... —de pronto se calló al ver el cuerpo temblando que llevaba su hermano en brazos—. Dios mío qué demonios ha ocurrido...

Cuando Daniel vio el golpe en el rostro y soltó otro juramento.

—Maldita hija de puta ¿cómo ha podido golpearla de manera tan brutal? Voy a partirle la cara a esa mal nacida, aunque sea una mujer. Deja que le ponga las manos encima a esa cabrona y ya verás... no le quedarán ganas de volver a golpear a una mujer.

Caleb comenzó a reír ante la diatriba soltada por su hermano.

—Tranquilízate, hombre, no es lo que parece. Ese golpe fue debido a una caída del caballo.

🔱 MY LADY 🔱 G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora