Los días continuaron su curso, aunque no para el rubio. Se había tomado días de descanso en el la empresa donde realizaba sus pasantías, excusándose de un fuerte dolor en el pecho que no le permitía movilizarse bien, lo que no era del todo mentira y con ayuda del primo de Taehyung consiguió una receta para justificarse.
—Buen día —escucha como Taehyung canturrea, teniendo una bolsa de compras en sus manos y luchando por retirarse los zapatos en la entrada—. Diablos.
Jimin soltó una risita antes de levantarse para ayudarle con las cosas y él pueda concluir su travesía.
Alejándose revisó superficialmente la comida que trajo su amigo, emocionandose al notar los pequeños envases de leche de fresa. Mordió su labio y, después de dejar la bolsa en la isla de la cocina, se aproximó para tomar uno.
—Todo bien en casa, Minnie —sonrió Tae, retirándose la enorme chaqueta que mantenía por el frío del próximo invierno—. Aunque...
―¿Aunque? ―tomó un sorbo de su leche.
El castaño soltó un suspiro y sobó suavemente su nuca.
—Jungkook fue a buscarte de nuevo.
Tragó y bajó la mirada, concentrándose en el suelo.
Jimin no sabría definir si lo que hizo fue un total acto de cobardía o sólo trataba de mantener su corazón protegido, huyendo por completo del chico. Tenía en claro que Jungkook y los demás preguntarían por su presencia debido a su escapada, pero jamás creyó que el pelinegro antes mencionado fuera cada día a su hogar en espera de verle llegar o le buscara en todos los lugares que frecuencia, mismos que había evitado los últimos días.
Soltó un suspiro y negó lentamente.
No era hora de ilusionarse, debía dejar de pensar por un momento en los demás y concentrarse en sanar sus heridas antes de volver a enfrentar el mundo y a su mejor amigo. Aunque obviaba que ese término ya no los definía totalmente.
Últimamente eran más conocidos que mejores amigos.
—Gracias por ir a ver mi hogar, Tae —sonrió en dirección al chico y dejó caer su envase en la cesta de basura, deteniéndose en su lugar anterior para ayudar a arreglar las compras.
Con una ceja alzada, el menor se dio cuenta de lo que Jimin se contenía por preguntarle por aquello. Ya que desde que accedieron a que se quedara unos días con él, dejando su hogar a solas y desapareciendo momentáneamente de la vida de sus amigos para enfocarse en su sanación, Jungkook no había parado de enviar mensajes y llamarle, además de ir prácticamente cada día a su casa.
—¿No quieres saber que me dijo? — cuestionó suavemente, recargando su cadera en la isla y de brazos cruzados, atento a cada reacción de su hyung
Suspiró, girándose para verle.
—Es momento de aprender a avanzar, Tae —musitó, concentrado en meter los empaques de carne al refrigerador—. No puedo seguir emocionandome como un chiquillo por cualquier gesto de Jungkook hacia mí. Si vuelves a encontrartelo, sólo dile que estoy bien, no necesito ver a nadie por ahora y... que apenas esté listo, regresaré para ser el padrino de su boda —fijó su vista en la nada—. Espero estar genuinamente feliz por su vida, o al menos sin este nudo que tengo desde que supe la noticia ―alzó la mirada viendo al contrario asentir.
―Como lo desees, Minnie ―sonrió para acercarse y ayudarle con lo demás.
Las horas pasaron y ahora, mientras Jimin preparaba un deliciosa cena para ambos, Tae se hallaba dándose una ducha en su habitación.
Dio un sorbo a la salsa en su guiso y sonrió, satisfecho de su trabajo. Al menos agradecía que la cocina se le diera bien, sino sería un total problema vivir por su cuenta y comer mal debido a su falta de buen sazón.
Apenas todo estuvo preparado, comenzó a llevar los tazones a sus respectivos lugares en la mesa para dejar todos los pequeños platillos en los lugares que usualmente ocupaban su amigo y él, dejando el delicioso guiso en el centro para que ambos pudieran degustar cuanto desearan.
En algún punto de todo eso, Taehyung acomodado su cabello, seguro seco por un largo rato frente al espejo con su secador, y moviendo la nariz como un pequeño ratón.
—Mmh, huele delicioso, hyung —soltó, acercándose rápidamente para tomar asiento en su puesto, esperando que Jimin tomara asiento e iniciara para comenzar a comer.
—Gracias, Tae —dijo con una sonrisa—. Por cierto, mamá llamó.
—¿Sí? ¿Qué te ha dicho?
—Lo de siempre —rió suavemente—. Quiere que vaya estas vacaciones a visitarle y creo que será lo mejor para mí. Papá ha estado muy ausente por el trabajo y quiere una compañía más allá de la pequeña Rosa.
—Oh, vamos. Tiene sentido, debes pensar en la pequeña cachorrita que debe escuchar las largas historias de tu madre —rió Taehyung—. Compartir con tu mamá es increíblemente extraño y divertido.
—Lo sé. Pronto iré con ellos a Busan.
A los pocos minutos, la puerta del departamento comienza a sonar estrepitosamente, asustando brevemente a ambos chicos. Se dieron una mirada y Jimin le avisó que él se encargaría, dejando a Tae continuar con su comida.
Los toques se mantenían con insistencia, hasta que Jimin observó a través de la ventanilla a una rubia histérica del otro lado. Soltó un suspiro aliviado al creer que se trataba de alguien más.
Abrió la puerta lentamente, manteniéndose quieto ante la intensa mirada que le regalaba Nayeon con ambos brazos cruzados y el pie en constante movimiento.
―Así que aquí estás.
―Yo... sí ―bajó la cabeza un poco avergonzado.
La chica se adentró, dejando caer su enorme gabardina en el perchero y sacando sus zapatos para colocarse un par de zapatillas que Taehyung solía tener para posibles invitados.
Estando lista volvió a fijarse en Jimin, que no hacía más que pellizcar levemente su brazo con los dedos. Terminó por soltar un suspiro y acercarse para darle un fuerte abrazo, que sorprendió al rubio. Él definitivamente esperaba un montón de gritos sobre su repentina desaparición.
—Aunque quiero mantenerme enojada porque que hayas desaparecido sin más un simple mensaje de "volveré pronto, lo necesito", no puedo hacerlo —concluyó separándose—. ¿Estás bien?
—Sé que no fue la mejor manera de hacerlo, pero estaba desesperado —hizo una pequeña mueca con sus labios—. La noticia de la boda... Realmente no me cayó bien y antes de mantenerme fingiendo una sonrisa ante ellos, como si de verdad quisiera esto... No lo sé, no quería lastimarme más.
—Oh, Minnie. Entiendo que no quisieras decírselo a Jungkook, pero, ¿por qué no decirme a mí? Sabes que no iba a juzgarte, nene. Sé perfectamente que no es algo bueno mantenerte a su alrededor con tantos sentimientos guardados de esa forma —puso una mano en su hombro, apretando ligeramente.
—Créeme que lo sé, Nay, es sólo que debido a las circunstancias no pensé en que fuera necesario que alguien, además de Tae, lo supiera por ahora —suspiró, mirando con ojos arrepentidos a la chica—. Tal vez, fue un poco egoísta preocuparte así. ¿Me perdonas?
Nayeon soltó una risita y volvió a abrazarlo brevemente.
—Por supuesto, mi pollito —se alejó, viendo como Tae se atoraba de comida en la mesa—. ¡Hey! ¿No piensas dejarme un poco, gran glotón? —gritó, acercándose al chico que negó con descaro.
Jimin soltó una risita y jadeó brevemente.
Tal vez alejarse de Jungkook y sus sentimientos por él sea la mejor decisión que haya tomado en mucho tiempo, dándose cuenta de que con sus amigos bastaba hasta ahora. Antes, debido a su obsesión con mantenerse cerca de él, aunque le lastimase, no se dio el tiempo de pensar en lo bien que le haría un tiempo prolongado alejado del chico que tanto quería y aquella soledad que no hacía más que hundirlo miseria de un amor no correspondido.
Ahora sí creía en la posibilidad de curar su corazón.
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𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐛𝐞𝐬𝐭𝐢𝐞𝐬 ᥫ᭡ • kookmin
Fanfiction"𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔 𝚟𝚊 𝚊 𝚌𝚊𝚜𝚊𝚛𝚜𝚎 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚊 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚊 𝚍𝚎 𝚜𝚞𝚜 𝚜𝚞𝚎ñ𝚘𝚜, 𝚢 𝙹𝚒𝚖𝚒𝚗 𝚎𝚜 𝚜𝚞 𝚖𝚎𝚓𝚘𝚛 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚘, 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚗 𝚕𝚎 𝚊𝚙𝚘𝚢𝚊 𝚒𝚗𝚌𝚘𝚗𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘𝚗𝚊𝚕𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎. 𝙿𝚎𝚛𝚘, ¿𝚙𝚘𝚛 𝚚𝚞é 𝚍𝚎𝚜𝚊𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚎 𝚍�...