Érase una vez una mujer llamada Jiafei. Era una mujer muy guapa pero sus amigos no la querían. Existen muchas razones por las que la odiaban, pero la más prominente de ellas era que era tan skinny que cuando se ponía de lado su cuerpo se quedaba atrapado en la segunda dimensión y no podían encontrarla por 5 semanas. Además de sus problemas anatómicos, ella poseía una fama tremenda que consiguió mediante la línea de productos de belleza para ser tan skinny como ella. Sus amigos no eran muy fanáticos de esa tremenda fama suya, e incluso un día intentaron degollarla introduciendo su cuerpo serrano en una guillotina y tirando la enorme hoja de metal severamente afilada en su cuello finísimo pero cual bidimensional cuerpo ella poseía la hoja la atravesó sin provocarle el más mínimo rasguño.
A pesar de las tendencias asesinas de sus amigos y compañeros, Jiafei seguía guardando en su corazón un cálido aprecio por sus amigos que siempre han estado ahí para ella, aunque no estuviese consciente de los numerosos intentos fallidos de asesinato hacia su persona. Es más, en el cumpleaños de su mejor amiga Raze, una brasileña que conoció en primero de primaria, Jiafei le regaló una bomba, pero al explotar mató a sus padres y dejó la piel de Raze de un tono marrón tipo N Word. Era un color verdaderamente vomitivo. Raze no podía soportar ser negra así que juró por el corazón de Jesucristo de Río de Janeiro que buscaría venganza a toda costa contra Jiafei.
En cualquier caso los días seguían pasando como cualquier otro, Jiafei seguía sus estudios de estética profesional en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria mientras que Raze vendía porros en Vecindario para conseguir capital para construir una bomba atómica que dejase en la quiebra a Jiafei. Aquel caluroso día de invierno, a 41ºC para ser exactos, las ventanas generaban un efecto de lupa que amenazaba con dejar las manos de Jiafei chamuscadas cual Lizzo un día cualquiera.
-¡Guacala que puto asco no quiero ser negra! - se exclamó a sí misma Jiafei al sentir el dolor abrasante del sol al penetrar su piel prístina. -Tengo que cuidarme para mantener mi imagen para mis fans-.
-¿Con quién coño estás hablando china con complejo de utensilio de comida asiática? - la profesora la regañó con su carácter de amargada. Miss Montserrat era una profesora poco común. A pesar de no ser muy alta, imponía con su pelo de Norman el de Yakusoku no Neverland, blanco como las canas que delatan su edad. Y aunque su pelo era color cum brillante, su cara parecía la de una Barbie. Pero no una Barbie en plan perfecta y guay como Ousta6, era más bien como los 80 kilos de plástico que tenía inyectados en la cara que evitaban que su piel se arrugase más, porque de arrugarse más ya de paso explotaría.
-Haga el favor de atender a la clase -.
-Sí profesora, lo siento mucho. No lo volveré a hacer -se disculpó Jiafei.
Conmovida, la profesora Montserrat no pudo evitar sentir compasión por la joven y prometedora alma que era esta chica. -Sabes que no puedo enfadarme contigo... ¡100 puntos para Gryffindor! Digo, i100 positivos para Jiafei! -exclamó alegremente. Ante este claro favoritismo la clase entera se levantó en armas y quejas a causa de esta enorme injusticia y Jett dijo "みてなよ" y de un navajazo a la cabeza mató a la profesora.
-¡Ayyyaaa! Jett, es la quinta vez esta semana, contrólate un poco por favor. Que apenas es martes, por Dios -replicó enfadada la otra china de clase. -¡NO ACABARÉIS CON MIS ALIADOS! - junto con estas palabras y unos movimientos de las manos la profesora Montserrat volvió a la vida.
-Gracias Sage - agradeció la profe cum y prosiguió con la clase.
Cualquiera pensaría que las dos chinas de clase estaban destinadas a llevarse bien, con eso de que los chinos son van siempre en multitud, pero no en este caso. Sage y Jiafei llevaban siendo recontra-archienemigas desde la infancia. Sin embargo, no siempre fueron enemigas. Lo curioso es que cada una de ellas tenía sus propias razones para odiar a la otra.
Sage odiaba a Jiafei porque cuando era pequeña, siempre escuchaba historias de la hermana pequeña de Jiafei y de tanto que escuchaba de ella, se moría de ganas por conocerla. Así que un día frente a toda la clase, Sage le preguntó a Jiafei: "gei wo kan kan ni de xiao mei mei" , a lo que ella respondió con tono burlón: "pero serás lesbianorra puta guarra, no te voy a mostrar mi coño, estamos locos o qué, que tengo 6 años". Sage no pudo aguantar esta humillación, y juró desde entonces que se vengaría de Jiafei. Hasta la fecha no ha encontrado forma de hacerle pagar por ello, pero no se ha dado por vencida. Seguirá haciendo lo que haga falta para hacerle pagar por sus pecados.
Por el otro lado, Jiafei no tenía muchas razones para odiar a Sage. Simplemente no le guardaba mucho aprecio por el hecho de ser china. Jiafei ha sido una empresaria ambiciosa desde el día en que tuvo suficiente consciencia para luchar contra el doctor que intentaba abortarla mientras ella era un feto. ¿Acaso es tonto? ¿Cómo vas a abortar a la futura presidenta de España? Tras acabar con la vida del doctor, se propuso en ese instante que se convertiría en el icono más reconocido y amado en el mundo, y para hacer eso tendría que eliminar a todas aquellas que sean como ellas, puesto que ella es la única china que debe existir. Es por eso que Jiafei tampoco quería mucho a Sage.
-Bueno chicas, la lección de hoy es muy importante - dijo la profesora mientras abría un PowerPoint cuya portada mostraba un dibujo de una mujer de pelo corto con pinta francesa posada sobre una L cursiva, y debajo el texto "La Monet". -Hoy vamos a aprender lo que necesitas para abrir tu propia estética -.