Observándome desde las penumbras.

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Dedicado a minikuick

Austin pov:
Se veía tan inofensiva mientras dormía...
¿Qué haría cuando llegase la madre Christina? Algo debía inventar, la veracidad no era lo mío así que me sería fácil mentir.

A la madrugada sentí unos pasos que se acercaban lentamente hacia mí. Era Laurence, su madre...
La mujer despejó de mi cabeza la sábana y emitió un grito estridente (tal vez casi se rompen sus cuerdas vocales) y me dijo alterada:
—¿Quién es usted? ¿Dónde está Christina? ¿Qué está haciendo en su recámara?
—Cálmese Señora Laure... —Antes de que pudiese terminar de decir su nombre me interrumpió.
—¿Señora Laurence? ¿Cómo sabe mi nombre, bastardo?
—Verá, soy un compañero de Christina, vengo de Inglaterra y me ha dado posada por unos cuantos días mientras me instalo en Dallas...
—Ahora todo cambia, disculpe joven... ¡CHRISTINA MILLER, VEN EN ESTE INSTANTE! —la llamó desconfiada.
Ella entra al cuarto, se limita a presentarnos al parecer sonámbula y se duerme inmediatamente al rozar su cama.
—Quédese allí, y más le vale que no se aproveche de su somnolencia.
—Como usted diga... —respondo, con los ojos entrecerrados y frunciendo el ceño.
Me parecía indecente dormir junto a ella, así que implementé una cobija en la fría cerámica y caí profundo a gran velocidad.

Pasaron las horas hasta que... ¡Mierda las 7.30!
—¡CHRISTY! ¡DESPIERTA DE UNA MALDITA VEZ!
Agarré sus piernas y la cargué, justo en ese instante se encontraba la Señora Laurence subiendo los escalones y lo único que pude responder fue:
—No es lo que parece... Buen día.
A lo que Christy respondió mientras me golpeaba en la espalda con sus pequeños nudillos:
—Suéltame imbécil.

Se tumbó en el sillón, así que escudriñé en su guardarropa, y saqué un vestido, que a mi parecer, luciría de maravilla. En ese instante fue que Laurence emitió un alarido llamando a Christy, que seguía dormida.
—¿Qué se supone que estás haciendo, abriendo mi ropero? —preguntó, teniendo la cabeza apoyada en un almohadón.
—En vez de preguntar, ponte esto simplemente.
—¿Un ves-ti-do? ¿Qué?
Antes de que protestara más, la empujé al baño.

Después de apurarla por 15 minutos, salió, sus rizos destilaban gotas de rocío, sus mejillas rosadas, y ojos avellana brillantes. Su naturalidad resaltaba.

Tal vez por la consternación, abrió como nunca sus ojos, dio un pequeño brinco y soltó la toalla al punto del que se viesen la mitad de sus pechos. En seguida se cubrió y enrojeció. Formé una sonrisa maliciosa, la atraje hacia mí y la rodeé con mis brazos.
Se mordió el labio inferior y cerró los ojos. Besé levemente su cuello y sentí cómo su piel se atiesaba a la velocidad de la luz.
Inmediatamente se separó y retrocedió poco a poco hasta llegar a su habitación, mordiéndose todavía el labio.
Estaba avergonzado de mí mismo, pero de una u otra manera habría valido la pena.

Otros 15 minutos más tarde, se dirigió hacia donde me encontraba en hizo señal para que mirase cómo se veía con dicho vestido que elegí. Hice gesto de aprobación acompañado de una sonrisa y caminamos hacia West.
-
Christy pov:
Después del “incidente” con Austin, anduvimos hasta llegar a Western, que era un lugar amplio; repleto de salones, estudiantes en la banda situados en un gran auditorio, bailando en el salón de danzas completamente lleno de barandales y un camerino con maquillador, o lo que fuera, pero obrando como querían, siendo libres... Seguía sintiendo el escalofrío en mi piel.
Al entrar al salón, me encontraba realizando el proyecto final, que debía entregar a final de primavera, junto a Victoria... Que de nuevo, había llegado con más retraso que yo. Pero no podría decir nada, porque no era que yo fuese la más puntual.

—Hola, ¿por qué tienes el uniforme del equipo de baloncesto? —le pregunté arqueando una ceja, se me hacía inusual que llegase así vestida. Más porque se podía divisar a simple vista su ropa interior color lila...
Hundió su rostro en el escritorio.
—Mi ropa se manchó de vómito —murmuró para que nadie escuchara.
—Oh, y tuviste que cambiarte. Entiendo... —respondo haciendo cara de compasión, no solía burlarme por algo así.
Era algo distraída por lo que se denotaba en ella...

Después de clases, queriendo olvidareme de todo; partí hacia la pista de Hockey, en la parte más profunda de West. Lugar donde entrenaba habitualmente.
Recogí mi larga melena en una coleta, utilicé la vestimenta requerida y me dispuse para la acción...

Después de un largo entrenamiento, me despedí de Amelie, una de mis más amigas cercanas, agarré mi mochila que estaba en una gran repisa, al lado de los demás objetos personales del resto del equipo; pero hubo algo que me inquietó... Había un hombre de chaqueta negra de cuero observándome silenciosa y lentamente desde las gradas de cemento. Desde la oscuridad...

Desde aquel díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora