22.

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Capítulo 22.

NIALL.

No me molesta que haya incursionando en el sexo, ya que yo también lo he hecho. No soy un santo y jamás he pretendido serlo.
Pero al ir donde ella, mi intención era saber si estaba bien, si necesitaba de mí por si las cosas no estaban resultando como ella quería, pero escuchar lo que dijo ese imbécil me revolvió las tripas.
Y fue precisamente su manera de decírmelo a la cara, porque sé que lo hizo con esa jodida intensión, como si estuviera reclamando a Heather como suya. Fue la forma en que me hizo saber que su manera de tener sexo no es nada más ni nada menos que follar duro y sin amor. Fue esa jodida manera de querer hacerme sentir como la mierda.
Maldita sea, me sostengo el puente de la nariz con mi dedo índice y pulgar durante algunos segundos antes de encender el coche e ir por ella.

-No puedes enfadarte con ella, lo sabes —Repito mientras avanzo por las calles hacia la universidad —Tú no eres un puto santo.

Por supuesto que no lo soy, que me vea tranquilo no significa que sea así en todas las áreas de mi vida. Hay cosas de mí que ella no conoce, y por supuesto ahora sé más cosas sobre Heather que tampoco conocía. Lamentablemente, debía ser algo como eso y que claramente no estaba preparado para escuchar ¿Quién demonios quiere saber algo tan íntimo? Ni siquiera puedo imaginar a Heather teniendo ese tipo de sexo ¡Niall, detente!

Enciendo la radio y me distraigo durante el trayecto. Tarareo las canciones que van emitiéndose y poco a poco intento olvidar lo que ocurrió. Al llegar, me estaciono frente al campus y le envió un mensaje haciéndole saber que estoy esperándola. Ella responde a los pocos minutos una carita feliz.
Sonrío un poco, sí lo sé, soy un imbécil. Observo por la ventana del copiloto a los demás estudiantes que están abandonando los edificios y luego la veo a ella, junto a Arlene. Sus ojos me buscan y al encontrarme, besa la mejilla de su amiga y camina hacia mí.

Bajo el volumen de la radio cuando ella está lo suficientemente cerca y sus bonitos ojos negros se encuentran con los míos. Me sonríe, pero no sé ve feliz, supongo que recuerda mi escapada de hace un par de horas atrás. Al entrar me saluda con timidez y se sienta a mi lado.

-¿Que tal las últimas clases? —Le pregunto.

-Bien, hemos avanzado mucho en nuestros diseños de vestuarios.

-Genial —Sonrío —Entonces... ¿Lectura y cena en tu casa? —Pregunto.

-Bueno, llamé a mamá y le dije que estaría contigo... Sí quieres podemos ir a otro lugar —Me ofrece y muerde su labio inferior con nerviosismo.

-¿Adónde te gustaría ir?

-A tu casa, si quieres —Dice con timidez y algo bajo mi pecho se agita.

-Eh...sí, claro, seguro —Respondo —Pero no he preparado nada para cenar.

-¿Tú sabes cocinar?

-Más o menos —Ella sonríe —Pero podemos pedir pizzas... o lo que sea.

-Sí, suena genial.

-Perfecto —Murmuro y comienzo a conducir rumbo a mi casa nuevamente.

-¿Puedo poner música?

-Sí, pon lo que tú quieras.

La veo conectar su móvil al Bluetooth y luego reproducir una lista de spotify. No conozco al artista, pero a ella le gusta mucho y la escucho tararear mientras avanzo entre el tráfico de la tarde.
Que estemos solos en mi casa es una advertencia para mí de no Joder el momento con ningún pensamiento sucio y no olvidar que no es lo que ella necesita en este momento.

-Antes que lleguemos ¿Puedo aclarar lo que pasó con Joe? —Las palabras salen con nerviosismo de sus labios —No quiero dejarlo pasar por mucho tiempo.

OBSERVA LAS MARIPOSAS - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora