... Pero no.No estoy seguro sobre cuánto tiempo he estado aquí, de pie, frente a este ataúd en el que me encontraba yo, sin ni siquiera pestañear. Por un momento creí que era una broma, que todo estaba planeado por mi familia y amigos por ser el día de los Santos inocentes. Deseé que aquel cuerpo que olía a formol fuese un maniquí, o simplemente que todo esto fuese un sueño, o mejor dicho, una pesadilla. Si hubiera tenido oportunidad, habría ofrecido todo, mis ahorros, mis pertenencias, hasta mis piernas, ¡todo!, a cambio de que nada de lo que estaba viendo fuera real. Pero no, esto realmente está ocurriendo, realmente soy yo el que está en el ataúd, realmente estoy muerto.
Aquella lágrima que alguna vez quiso salir, ya se había resguardado en lo más profundo de mi ser, no deseo llorar, ni siquiera me siento triste, es simplemente, sorprendente. ¿Como es que despiertas sin recordar nada y luego te das cuenta de que toda tu familia y amigos están en tu funeral? ¿Cómo es esto posible? Giré mi cabeza hacia los entes de oscuro traje, con la esperanza de que me estuvieran observando, de que alguno de ellos me viera y gritara: "Miren, miren, Alejandro sigue vivo" y todos vinieran a abrazarme y a celebrar que aún no había partido de la tierra hacia otro lugar, ¡que se dieran cuenta que yo seguía ahí! Pero no, una vez más mis ilusiones se desmoronaron al ver que todos seguían inmutables. Grité, y grité, y grité, una y otra vez en sus caras, y nadie notaba mi presencia. Es obvio, estoy muerto, pero, ¿por qué? ¿cómo he muerto? ¿por qué sigo aquí en la tierra y aún no he partido al infierno?
Aunque nada de esto era una broma, podría asegurar que me sentía como un "Santo Inocente".