—¡¿Lo dices en serio?!
Jimmy se tuvo que tapar el oído izquierdo por mi repentino grito.
—Sí, pero por favor, no grites tanto. Me duele la cabeza y tu voz chillona no ayuda —lo miré mal pero volví en seguida mi atención a Sophie, que estaba sentada en el taburete en frente de mí.
—Hace muy buen tiempo, así que habíamos pensado que mañana podríamos ir todos a pasar la tarde allí.
—¡No me puedo creer que vaya a bañarme en la playa! —salté emocionada en mi asiento.
—Pero si no sabes nadar —habló Jim.
—Pero siempre se puede aprender —le quité importancia.
—¡Entonces, mañana nos vamos de excursión! —ambas estábamos emocionadas, desde hace un tiempo esperamos el día idóneo para poder ir juntos.
—¿Pueden venir Stephen y Wong? —pregunté al acordarme.
—A tu novio lo dábamos por supuesto.
—No es mi novio —le repliqué al rubio.
—Dale tiempo.
—¿Tú también estás contra mí, Sophia? —se encogió de hombros desentendiéndose del tema —Es igual... Pero pueden venir, ¿o no? —ambos asintieron. Hablaría con ellos cuando acabara de trabajar. Estaba muy contenta. Parecía una niña pequeña en víspera de Navidad.
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—¿Por qué no quieres ir? —inquirimos Wong y yo a la vez.
Observé con los brazos cruzados a Stephen, el cual estaba sentado leyendo en su escritorio.
—Estoy ocupado.
—Últimamente, siempre estás ocupado —fruncí el ceño. Dirigió por unos cortos segundos sus ojos hacia mí pero rápidamente volvió la vista a las páginas delante de él.
—Por un día que no trabajes no se va a desmoronar el mundo.
—Mira quién lo dice, si precisamente tú eres más maniático que yo —se defendió.
—No me hagas hablar, Strange.
—¿Es una amenaza?
—Vale, ya está bien. Los dos —los señalé a ambos para que se detuvieran en su absurda discusión. Me acerqué a él. —Vamos, ¿qué te cuesta?
—Tengo trabajo que hacer —tenía la vista puesta en el papel, se negaba a mirarme de vuelta.
—Si quieres luego te ayudo en lo que haga falta, pero escápate por un rato, ¿sí? —me apoyé en la madera de la mesa. —Además, así os presento formalmente a mis amigos.
—Avril, ya te he dicho que no puedo, como Hechicero Supremo tengo más obligaciones que vosotros y no puedo hacer lo que me dé la gana —habló un poco irritado. Me sorprendió su tono.
—¿No puedes o no quieres? —no me tragaba el cuento de que tuviera tanto trabajo, por mucho menos habíamos ido a dar una vuelta en otras ocasiones. Algo escondía. No respondió, pero eso era todo lo que necesitaba por respuesta. —Está bien, en ese caso, no lo molesto más con mi presencia, supongo que está muy ocupado —hablé, dolida. No por su decisión, sino por su trato. —Hasta luego, Doctor.
Pasé con paso decidido por al lado de Wong y me fui dando un portazo, sin que nadie me lo impidiera. Aguanté hasta llegar a mi habitación, cuando sentí la puerta cerrarse me permití soltarlo todo. Me sostuve apoyando mi cuerpo contra la puerta y se me escapó un sollozo, a la par que varias lágrimas resbalaron por mi mejilla.
«¿Por qué? ¿Por qué se comporta así de repente? ¿Tanto le cuesta?»
No entendía nada. Desde que volvimos de Londres estaba raro, por no hablar de que su comportamiento era de todo menos amable. Era como si estuviera enfadado con todo el mundo y no quisiera estar con nadie.
Enjuagué mis lágrimas con el dorso de la mano y me acosté en la cama.
Aquella noche no bajé a cenar, no quería encontrarme con él.
Qué curioso, como un par de palabras pueden provocar una inmensa felicidad o una total tristeza.
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𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||
Romance"Si me dieran a elegir entre cambiar el pasado o quedarme con este presente, elegiría la segunda opción. Porque prefiero vivir mil veces todo lo que pasé para llegar hasta aquí, que vivir un presente en el que no estés aquí. Conmigo."