Capitulo 4

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¡Es comida! Estoy bastante feliz, aunque no entiendo nada, ¿Se habrá cortado la transmisión y no habrán visto nada de lo de ayer? ¿Que acaso no fue todo un sueño? La verdad es que no lo se, y tampoco quiero darle mas vueltas al asunto.

Cuando agarro mi regalo, escucho algo. Las plantas se mueven. Y de pronto ¡Zaz!

Puedo sentir su peso encima mío. No entiendo nada. Es ella, es Clove. Me consigo parar al esquivar varios de sus cuchillazos. Cuando estamos uno enfrente de la otra ella me lanza él cuchillo, y comienzo a tener una sensación rara.

Pero no es de dolor como esperaba, el cuchillo se ha quedado clavado en algo parecido a un campo de fuerza que se hizo entre nosotras. Ella intenta hacerme daño per rebota contra una pared invisible y sale corriendo. Yo sigo recalculando lo que acaba de pasar.

Estoy viva. Y voy a salvar a Peeta. Corro. Corro hasta llegar a la cueva, la cueva simboliza estar a salvo. Cuando llego reviso el regalo que nos han enviado. Unas galletas, una crema para que la pierna de Peeta no empeore (pero tampoco mejore), una sopa, agua y algo del estofado de carne que yo dije que tanto me gustaba en la entrevista con Cesar.

Luego lo despiertos Peeta con un suave y sonoro beso, el se despierta con una amplia sonrisa en su pálida cara.

-¡Mira lo que tenemos!

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[Editado]

Lo que nadie sabe de la cueva [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora