32

37 9 0
                                    

Mi corazón latía como frenético.

Estaba asustada.

Ella me sujetaba muy fuerte, me dolía.

Trataba con todas mis fuerzas de soltarme pero ella me sujetaba aún más fuerte y daba jalones hacia adelante, haciendo que caminara en contra de mi propia voluntad.

—Estoy Arta—grito— Arta de esas estúpidas paredes, de tu padre, de ti y de todos!.. todo era perfecto hasta que tú llegaste pequeña mocosa!

—Suéltame! Suéltame!— suplicaba.

Callate!—grito en mi cara.. mientras me tomaba fuertemente por los hombros y me movía bruscamente una y otra vez.— Eres un Estorbó!..Debí matarte la primera vez que llegaste a esta casa.

—Mama— gritaba entre llantos—quiero a mi mamita.

Callate! Tu mamita era una zorra, una zorra que solo quería quedarse con mi marido— gritaba una y otra vez.— pero ya está muerta.

—Mentira, eres una mentirosa.— repetí una y otra vez.— mi mami no está muerta.. suéltame!— jale de mi brazo y ella me soltó, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo.

Pero eso no pareció detenerla puesto que comenzó a jalar de mi cabello, arrastrándome por toda la tierra.

Oí el agua caer y luego algo húmedo comenzaba a mojar mi trasero y luego mis piernas..

Estaba en la cascada..

Mi corazón estaba asustado, no sabía nadar y me esa mujer me estaba tratando de ahogar.

Lo supe cuando comenzó a empujar mi cabeza debajo del agua..

Tenía miedo..

El agua me ahogaba cuando trataba de gritar por ayuda..

Mis pulmones ya comenzaban a quemar...

Solo podía ver cómo todo era borroso debajo del agua..

—Todo es tu culpa!

Ella repetía una y otra vez, mientras yo trataba de salir del agua pero ella me volvía a hundir..

Hasta que ya estaba cansada..

Ya no quise seguir luchando..

Ya no quise seguir debajo del agua.

Ya no quise ni extrañe nada...

Solo quería que este dolor que sentía en mis pulmones se fuera.

Y ya.. luego de aquel pitido todo se volvió blanco.

.......

Mire directamente los ojos celestes de Ben y fruncí mi entre cejo.

Tenía a Ben sujetando fuertemente mis puños, frente a frente.

Hasta que hable y no reconocí mi voz.

—¿Que pasa?— fue lo que dije pero sonó lejano, como si el sonido no poveniera de mi..

—¿Cómo es tu nombre?— pregunto Ben.

—Kassandra.— respondí extrañada.

¿Porque me preguntaba mi nombre?

—Sueltala— hablo el señor Leo... y Ben le hizo caso.

Mire mis pies aún descalzos tal cual me había indicado el señor Leo, más a su alrededor estaba una gran mancha negra, eso hizo que mi entre cejo se frunciera y gire para mirar detrás de mi y allí estaban mis pasos muchos marcados sobre el césped quemado.

En el lado oscuro©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora