Mi vida escrita en simples parráfos

La culpa fue de tus ojos.

La culpa fue de tus ojos, lo supe desde el primer momento.
No quería volverte a ver, pues sabía perfectamente que caería rendida ante tus benditos y malditos ojos.
La piel jugaba en mi contra, situación tan incómoda cuando tu aparecías de a nada.
La culpa fue de tu voz, y no solo de lo cadenciosa que se escuchaba, sino de cada palabra que de esta brotaba.
Atrapada e idiotizada quedaba en el sonido de tus versos, tropas que cautivaban hasta las estrellas mas lejanas de la noche.
La culpa fue de tu sonrisa, dibujo mas perfecto que las obras de Dalí. Curva de la cual yo aceleraba sin freno para toparme con ella.
La culpa fue de tu llamado, pues me hizo pensar que estaba,y aun sabiendo que tus huellas se borraban en el viento, yo las dibujaba para no perderme.
La culpa fue el no irte, y quedarte sin estar.
Confundías mi reloj de pared y te volvías intruso de mis horas. Mi tiempo se volvió tu tiempo.
La culpa fue la insistencia, la misma que usaste para buscarme, mi ilusion se despertó de un profundo sueño, para finalmente dejarme en un limbo incierto.
La culpa, la culpa fue mía, por dejar la llave sobre la alfombra, por esperarte al lado del sofá, por sentarme al otro lado del arbol, donde solo vi tu sombra volando una cometa.
La culpa fue toda tuya, por acudir a la primera cita sin llamado, y la culpa fue fue toda mia, por atreverme a mirarte y culpar de tus ojos.