CAPÍTULO 5

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—Así que, ¿tú eres el omega con el que el hijo del Alfa será emparejado?— preguntó una de las chicas.

La miré serio —No— negué —No quiero tener nada que ver con ese chico— me puse de pie y salí de la casa. Detrás de mi, salió Jan, yo me senté en el escalón y él se sentó al lado de mi —Ya no lo soporto, Jan— lo miré mientras contenía el llanto —Tengo que encontrar a mi madre lo antes posible para irme de aquí cuanto antes. Odio toda esta situación.

—Tranquilo— me rodeó con su brazo. Me puse de pie y comencé a bajar los escalones —¿A dónde vas?

—Cúbreme, iré a despejar mi mente.

—Robin— se levantó y caminó detrás de mi —Tu hermano me matará si te dejo ir.

—Voy a volver, Jan— comencé a correr hasta llegar al bosque. Me adentré y traté de despejar mi mente, todo lo que quería hacer se fue por la borda. No podía huir ahora, pero tampoco quería regresar a la casa de Jan. Ahí todo era un infierno, las chicas me miraban como algo inferior, y que decir de mi hermano mayor, él siempre trata de mantenerme a raya.

¡ODIO TODA ESTA SITUACIÓN!

Así que debo encontrar a alguien que acepte ayudarme lo antes posible.
Cuando me di cuenta mi lobo me había llevado hasta el lugar al que prometí no volver, era el lugar en el que conocí a Noah, pero a pesar de todo lo que ocurrió, este lugar era mi lugar seguro.

Me dejé caer al suelo y me puse a ver el cielo estrellado. Cerré los ojos, quería olvidarme de todo, quería no sentir nada.

Cuando abrí los ojos vi el rostro de Noah, él estaba mirándome y cuando lo vi giró la vista hacia otro sitio. Rápidamente me levanté del suelo —¿Qué haces aquí?— pregunté.

—Pues solo vine aquí— se encogió de hombros y fue a sentarse al tronco que ahí se encontraba —siempre vengo aquí.
—¿Si?— comencé a caminar para poder regresar a la casa de Jan —Que bien.
—Espera, Robin— se levantó de su lugar y me alcanzó —Quiero hablar contigo— me tomó el brazo.

—¿Qué quieres, Noah?— lo miré molesto y traté de soltarme de su agarre, pero no pude hacerlo —Suéltame— comencé a forcejear.

—No hasta que prometas que hablarás conmigo— continuó tomándome.

—¿De qué quieres hablar?

Él me miró —Sobre los hombres que se llevaron a tu manada.

Al escuchar eso lo miré directo a los ojos —¿Qué es lo que sabes acerca de eso?

—Es que ellos fueron los mismos hombres que se llevaron a los miembros de mi manada también. Sé lo fuertes que son y no podrás vencerlos si eso es lo que planeas.

—Se lo fuertes que son, incluso el Alfa perdió contra ellos y murió. Acaso, ¿crees que no los vi? Su fuerza no tiene límites.

—Entonces, ¿te darás por vencido?— me miró preocupado.

—No— respondí rápidamente.

—Vamos, Robin. Si tú vas a ese lugar te matarán.

—¿Tú conoces ese lugar?— pregunté.

—No— negó —Nadie sabe a donde los llevan después de habérselos llevado de sus manadas.

—O sea que, ¿No fuimos las únicas manadas a las que atacaron?— él negó con la cabeza —¿Qué tanto sabes?

—No mucho, solo sé que una vez entran ahí no hay forma de salir.

—Entonces cuando encuentre ese lugar iré y trataré de salvar a los míos— comencé a caminar rápidamente.

—Pero no sabes qué cosas hay en ese lugar y ni siquiera sabes dónde queda su escondite. Si mueres, ¿qué pasará con tus planes?

Me detuve y me giré —Prefiero morir de esa forma, al menos habré intentado rescatarlos. Así ellos sabrán que hubo alguien dispuesto a rescatarlos— volví a girarme —Gracias por la información— dije antes de comenzar a correr.

Volví a la casa de Jan. Todos ya estaban durmiendo así que eso fue lo que hice. Había sacado todo lo que tenía dentro. Mañana comenzaría un nuevo día y, quien sabe, Tal vez consiga que alguien nos ayude a recuperar a mi madre.

(…)

A la mañana siguiente nos levantamos en cuanto mi hermano nos lo ordenó. Él ahora era el nuevo Beta de la manada y eso lo convertía en el segundo al mando.
Gruñí, ya que no quería levantarme aún. Con el poco ánimo que tenía me puse de pie y acomodé el lugar en el que había dormido.

—Prepárense— dijo mi hermano —Iremos a la manada.

Asentí y me preparé. Cuando todos estuvimos listos salimos de la casa y bajamos los pequeños escalones que ahí se encontraban.

Caminamos y nos adentramos al bosque, comenzamos a correr, guiados por mi. Corrimos hasta llegar a donde los demás se encontraban.

Una vez estando ahí fui a revisar el estado de los hombres heridos, estos se encontraban mejor, pero sus heridas eran aún graves. Hice más ungüento y lo apliqué para que sanaran más rápido.

Cuando terminé salí de la habitación en donde los tenían y fui a buscar a los demás. Caminé por todo el lugar, observando detalladamente cada lugar, jamás había podido salir de casa, así que no conocía el lugar a excepción de las pocas casas que estaban al lado de la ventana de mi habitación.

El lugar era hermoso y estuve perdiéndomelo durante veintiún años.

Alcancé a visualizar a los chicos, estaban todos reunidos y se encontraban de espaldas, sonreí y caminé más rápido para poder llegar a donde ellos estaban.
Cuando llegué a donde se encontraban vi de frente a Noah y su grupo de alfas.

¿Qué mierda hacía aquí?

—Permíteme hablar con Robin— habló él.
—No— dijo Elyan autoritario.

Me abrí camino para poder quedar frente a Noah. —¿Qué haces aquí?— pregunté un poco preocupado.

Por instinto mi manada siempre ha sido territorial. Ellos entraron a nuestro territorio y quién sabe lo que podría pasarles.

—Quiero formar una alianza. Encontraremos a los nuestros— se acercó a mi, pero Elyan no se lo permitió.

—No intentes acercarte a él— liberó su aroma. Eso indicaba que tenía que alejarse de mi, si no quería una pelea.
—Por favor, Robin— pidió con una cara de desespero.

Miré a Elyan y tomé su mano, la cual estaba entre Noah y yo —Esta bien, déjame hablar con él.

Elyan no terminó de aceptar, pero mi cara de ternura lo hacía acceder a todo lo que yo pidiera. Se dio la media vuelta y pidió a todos que nos dejaran a solas. Noah también hizo lo mismo y al final solo los dos nos quedamos solos.

—Entonces, ¿Quieres aliarte?

—Si, quiero recuperar a los míos también.




Alfa y Omega   [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora