Capítulo 7

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Ya es de noche, cuando Astor se detiene en el marco de mi habitación. Se inclina hacia adelante y echa un vistazo. 

- ¿Qué haces? - pregunta con curiosidad. 

- ¿Qué la vista panorámica desde allí no es muy buena? - inquiero con sarcasmo, acostado en mi cama con un libro en mis manos. - Mi habitación es como si estuviera en la maldita casa de las Kardashian, todo aquel que pasa puede ver que rayos hago. Dudo que pueda bostezar sin que se enteren todos. 

- Solo preguntaba por cortesía, señor gruñón. - dice. - Ven, vamos a cenar. 

- ¿Cuál es mi menú especial para niños? - pregunto sarcástico, parándome y dejando el libro apoyado. 

- ¿Tan malo es el libro que estás así de cascarrabias?

- Siempre fui así, solo que lo has olvidado en estos cinco años. 

- Pasar del Izan emo, al Izan malhumorado es como pasar de Guatemala a Guatepeor. 

- No me toques los huevos, que sigo siendo el mayor, no importa que estés a cargo. 

Antes de salir de la habitación, lo tomo del brazo, deteniéndolo. Me mira con atención, yo tengo mi ceño fruncido. 

- Pudiste haberme dicho lo de Emiko y Lari. - susurro molesto. 

- No empieces de nuevo con las cosas que debí haberte dicho, o no. Que no soy tú puto mensajero. - habla él con voz firme. - Te correspondía a ti interesarte en tú clan, no a mi pasarte los memos que de todos modos no iba a oír. 

Se zafa de mi agarre y se encamina hacia afuera, dejándome solo. Lanzo un suspiro y salgo. 

Al entrar al comedor principal, ya todo están reunidos, tomando asiento en los que parecen ser sus lugares designados, entre tanto charlan entre ellos, cada uno metido en sus cosas. Yo quedo allí parado, observando la que solía ser mi silla, en la punta de la mesa. 

No creo que ese siga siendo mi lugar... 

Siento una mirada clavada en mi, y al levantar la vista veo a Mushu observarme con curiosidad, sonriendo con malicia, mientras repiquetea sus dedos contra la mesa. Pongo los ojos en blanco y sigo con mi camino, sentándome junto a el divertido, que tiene una silla libre a su lado. Veo que Astor también me observa por un momento, antes de sentarse luego en la punta. Aparto mi mirada. 

- ¿Y cuanto tiempo tienes planeado quedarte, Atlas? - pregunta Milo, rompiendo el silencio, mientras cenamos. 

- Espero que no mucho, esto no es un hotel. - menciona Astor en voz baja. 

Mushu ríe. - Se ve que la cortesía es algo característico en los Marshall. - al terminar de hablar me echa una mirada rápida, sonriente. 

- Te recomiendo que no hables así de los Marshall, a menos claro que quieras despertar con una navaja en tú cuello. - dice Ross con voz firme y severa. 

Vuelve a reír y otra vez me dirige una mirada rápida.  

¿Qué rayos le sucede que me tiene que mirar tanto? Tengo que contenerme de preguntarle si tengo monos en la cara, o algo similar, a esta lagartija sonriente. 

- Que curioso que lo menciones, es como yo suelo despertar a mis enemigos. - sigue diciendo divertido. 

- ¿Eso es una amenaza? - pregunta Astor con brusquedad. 

- Yo si tengo modales, niño Marshall. No amenazaría a alguien en su propia casa. - le da un sorbo a su copa. 

No. Los atacarías desprevenidos, arrojándolos al suelo y apuntándolos con el filo de un cuchillo. 

El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora